El ministro que me hizo feliz
Un personaje at¨ªpico, que deber¨ªa convertirse en habitual. As¨ª resumir¨ªa yo la singularidad de Pepe, de mi buen amigo Pepe. Jos¨¦ Guirao Cabrera, exministro de Cultura y Deporte, nos ha dejado. Pepe fue un gestor cultural impecable, reconocido un¨¢nimemente. No voy a ser yo quien lo ponga de manifiesto, pues ya ha quedado plasmado en infinidad de escritos y art¨ªculos publicados estos d¨ªas, y sobre todo a lo largo de su trayectoria. Me quedo con su persona, su rigor, su afabilidad, su carisma, su sensibilidad y su inteligencia, que sin duda eran sus fortalezas. Durante el a?o y medio que tuve la oportunidad y la gran suerte de compartir con ¨¦l responsabilidades en el Ministerio de Cultura y Deporte, disfrut¨¦ como nunca lo hab¨ªa hecho de la gesti¨®n p¨²blica, y presenci¨¦ desde bien cerca c¨®mo una persona comprometida con la sociedad, y con un elemento tan complejo como es la cultura, y por supuesto con una ideolog¨ªa, es capaz de afrontar con rigor, y con decisi¨®n la resoluci¨®n de los problemas que la vida pol¨ªtica pone encima de la mesa cada d¨ªa. Emit¨ªa sosiego, empatizaba lo suficiente sin sobrepasarse, escuchaba pacientemente a todos y sobre todo meditaba las decisiones y raras veces las impon¨ªa, te seduc¨ªa con sus razonamientos elegantes y brillantes. ?Qu¨¦ gran ministro perdi¨® Espa?a en enero de 2020!
Gran conversador, pose¨ªa una cuidada inteligencia y un agudo ingenio, que sacaba a relucir constantemente, d¨¢ndole en muchas ocasiones un aire de iron¨ªa que, aun siendo almeriense, encajaba con nuestra socarroner¨ªa aragonesa. Sus conocimientos culturales se extend¨ªan sin l¨ªmites, alcanzando todas las artes, agentes e instrumentos y herramientas para su transmisi¨®n. En materia de deporte, no ten¨ªa ese dominio, sin embargo, diseccionaba y analizaba los temas lo suficiente como para entender sin tapujos sus vericuetos y actuar en consecuencia, y adem¨¢s confiaba en nosotros y nos permit¨ªa hacer, sin ahuecar el ala en ning¨²n momento, al rev¨¦s sacando la cabeza cuando era necesario, sin tener que ped¨ªrselo.
Lo recuerdo como un gran constructor de equipos, coordinador de esfuerzos, y como ha dicho recientemente otro compa?ero de aquella etapa, impulsor y director de la cooperaci¨®n, el entendimiento y la inteligencia colectiva, porque dejaba trabajar dando pistas y se?ales del recorrido a seguir, y cuando hab¨ªa que estar en la trinchera, que en la pol¨ªtica ocurre a menudo, all¨ª estaba liderando al grupo. Resultaba adem¨¢s un infatigable trabajador a lo largo de jornadas inacabables. Por todo ello, y porque gustaba del equilibrio y el consenso, era sin duda respetado por casi todos, y admirado por muchos, incluidos sus rivales pol¨ªticos. Una persona irrepetible, que nos gustar¨ªa que se repitiera m¨¢s a menudo, y de las que por desgracia en el espectro pol¨ªtico no abundan, que de vez en cuando me recordaba ¡°Mariano, ya sabes que estamos aqu¨ª de casualidad, pero ya que estamos vamos a hacerlo lo mejor posible¡±, a quien lac¨®nicamente respond¨ªa ¡°ya lo s¨¦ Pepe, ya lo s¨¦¡±, y trabajando con ¨¦l fui feliz.
Mariano Soriano fue director general de Deportes del Consejo Superior de Deportes.