El Madrid, el que es y lo que parece
EI Real Madrid es lo que es, y tambi谷n lo que parece, anverso y reverso que a veces entran en colisi車n, pero que generalmente se fusionan con una naturalidad pasmosa, como ocurri車 en la victoria sobre el Valladolid.
?Qu谷 pareci車? Un equipo que empieza a desperezarse, m芍s somnoliento que despierto, en el comienzo de una temporada que atravesar芍 once meses hasta el Mundial de Clubes, nuevo invento al que la entidad no hace ascos, aunque le disguste a su entrenador. ?Qu谷 es? El equipo que presenta en su estadio a la mayor estrella del f迆tbol mundial y acaba festejando, con toda naturalidad, a otro debutante, un delantero brasile?o de 18 a?os que aspira por derecho a la condici車n de figura.
El an芍lisis del Madrid pasa, y no puede ser de otra manera, por atender a su rendimiento cotidiano. Se dice que su gen ganador, o cualquier expresi車n que refleje su acreditada eficacia, le evita las cr赤ticas que en ocasiones merece su juego. Es una verdad a medias. En el primer partido de la temporada en el Bernab谷u, con Mbapp谷 como gran reclamo popular, se escucharon silbidos en el primer tiempo, razonables a la vista de la discret赤sima actuaci車n del equipo. Cuando la hinchada frunce el ce?o, el Bernab谷u no espera a nadie.
Como generalmente ocurre en estos casos, el Madrid termina por imponerse, hasta con comodidad. Es cierto que el volumen del resultado, un contundente 3-0, no explica la indiferencia que provoc車 el juego en el primer tiempo, la desconexi車n con Mbapp谷, que busca y no encuentra, pero al que le buscan poco y le encuentran menos a迆n, y la preocupaci車n que genera la ausencia de un estratega en el medio campo. Tchouameni no lo es. Sigue bajo vigilancia del personal. Valverde es trascendental, y volvi車 a recordarlo una vez m芍s, pero entre sus impresionantes cualidades no figura la de dise?ador b芍sico del juego.
Este clase de debates, como la de una presunta colisi車n, lejos de demostrarse todav赤a, de Vinicius y Mbapp谷 en la zona izquierda del campo, persistir芍n durante la temporada, tanto como las preferencias por Arda G邦ler o Brahim, dos jugadores muy diferentes que ocupan lugares parecidos en el campo, y probablemente el creciente inter谷s por conocer el techo del joven Endrick. A trav谷s de los recursos que utiliz車 en su espl谷ndido gol, es un techo elevado.
En el cotidiano discurrir de la Liga, al Madrid se le mide al cent赤metro. Se escruta lo que parece en cada partido, en cada puesto, en cada decisi車n de Ancelotti y nadie suele quedar libre de censuras, hasta que la realidad se impone. Zidane pas車 brevemente por ese tr芍mite. El trago de Benzema fue mucho m芍s largo. Bale sali車 del Madrid sin llenar el ojo de la hinchada. Los aficionados quieren un equipo ganador, y de esa obviedad disfrutan m芍s que ning迆n otro club del mundo, pero desean una versi車n que les enamore. Ah赤 entra lo que el Madrid parece jornada a jornada, y a veces enamora poco.
En cambio, todo el mundo sabe, y m芍s que nadie el propio club, lo que el Real Madrid es: un equipo que presenta en acci車n a Mbapp谷, que no marca y s車lo deja detalles, prescinde de Bellingham durante las pr車ximas semanas, no disfruta por el momento del Vinicius incontenible, se hace preguntas sobre Tchouameni y transfiere, con una naturalidad asombrosa, la responsabilidad a Arda G邦ler, Brahim y Endrick, que responden como si llevaran toda la vida en la instituci車n m芍s exigente del f迆tbol mundial. Eso es el Real Madrid y el terror que provoca.
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