El lado bueno de la Historia
Grandioso homenaje. Nada m¨¢s consumarse el nuevo triunfo del vigente campe¨®n de Europa, el Real Madrid, sobre el vigente subcampe¨®n, el Liverpool, la megafon¨ªa del Bernab¨¦u atron¨® con esa maravilla de himno, el You¡¯ll never walk alone, que pone los pelos de punta y que hace que todos tengamos una parte de nuestro corazoncito con los reds. Detallazo a la altura del que tuvo el Liverpool en Anfield, con un homenaje a nuestro Amancio Amaro junto a los aficionados blancos desplazados hasta all¨ª, al coincidir aquel ¡®match¡¯ con el fallecimiento del Brujo. Los hinchas del Liverpool agradec¨ªan emocionados el gesto de un club se?or como es el Rey de Europa, una instituci¨®n capaz de compaginar su crecimiento deportivo (cada a?o cae una Champions o una Liga, o las dos) con su crecimiento estructural (el nuevo Bernab¨¦u acabar¨¢ siendo la Octava Maravilla del Mundo) y de imagen. Hay que saber cuidar los detalles, como hace Ancelotti, siempre con tacto y buen talante (que aprenda Klopp, que dio un cursillo de cascarrabias infantil desde la banda). Y ese himno permiti¨® a las dos aficiones abrazarse simb¨®lica y f¨ªsicamente. Al fin y al cabo, desde aquel 4-0 en Anfield al Bar?a de Messi y Luis Su¨¢rez se les mira con muy buen ojo en el santuario de La Castellana.
Set y clasificaci¨®n. Hay que ser honestos. Los madridistas que llenaron el Bernab¨¦u (llegados de todas las partes del mundo, hasta los vi llegar desde Bel¨¦n, Palestina, y Jordania) daban por hecho que el Liverpool podr¨ªa adelantarse en el marcador para lograr ese efecto rebote que hace de los blancos un rival temible cuando recibe una bofetada en los primeros asaltos del combate. Pero ya avis¨® Carletto que no iban a hacer ¡°c¨¢lculos¡± pensando en el 2-5 de la ida, por lo que sus hombres iban a ir a por el partido desde el arranque. Prohibido especular, prohibido sestear. Nada de bloque bajo, nada de mirar el reloj para administrar los tres goles de ventaja cosechados en Anfield. La grada apret¨® de inicio y el equipo supo estar a la altura. De hecho, si no llega a ser por Allison los herederos futbol¨ªsticos de los Beatles se habr¨ªan llevado otra manita. Salah acab¨® en The Cavern, maniatado y fagocitado de nuevo por un Nacho imperial, que pide a gritos la convocatoria de Luis de la Fuente y la renovaci¨®n en el club de su vida. Qu¨¦ barbaridad de zaguero. Y para postre lleg¨® ese gol de Benzema, el vigente Bal¨®n de Oro y Pichichi de la pasada Champions (15), que dibuj¨® el set definitivo de la eliminatoria. Un 6-2 que habla bien a las claras del poder¨ªo de este equipazo construido para ganar Copas de Europa como si no hubiese otra competici¨®n en juego. Suena el himno de la Champions y crees estar escuchando el himno del Madrid. Hay gran complicidad y simbiosis entre ambos. Es la ¡®Real Champions¡¯, la Orejona adherida a la Sala de Trofeos del Madrid.
Sorteo del viernes. Nada menos que enfrente tendr¨¢ la tropa de Ancelotti a tres italianos (N¨¢poles, Milan e Inter), dos ingleses (City y Chelsea), un portugu¨¦s (Benfica) y un alem¨¢n (Bayern M¨²nich). Pues aqu¨ª lo digo para que conste en acta. No quiero ver ni en pintura al N¨¢poles (equipazo bestial) ni al Benfica (el tapado, que juega como los ¨¢ngeles). Rivales trampa. Si llega el City de Haaland o el Bayern de Musiala no hay problema. Es nuestro terreno. Y tengo un capricho: el Milan de Brahim. No olvido aquel 5-0 en San Siro, iniciado con un golazo de mi admirado Ancelotti. El caso es que nadie querr¨¢ cruzarse con el Madrid. Por algo ser¨¢.