El huerto de Laporta
En el huerto de Laporta -no al que los p谷rfidos periodistas se llevaron enga?ado al incauto Raphinha-. uno sabe qu谷 va a encontrar. Es un huerto variado en el que hay una extensa plantaci車n de productos perennes que nunca fallan en el mercado como: brotes de enemigos exteriores, que tan bien cultiv車 el se?or N迆?ez (el antiguo due?o de la parcela) cargados de ※odio y bilis§ que crecen a la sombra de dos 芍rboles que llevan a?os ah赤. El 芍rbol de ※hablan de nosotros porque si no, no les leer赤a nadie§ y el s車lido ※que aprendan§, que siempre da sombra en verano y protege cuando llueve.
Al fondo del huerto de Laporta hay malas hierbas que no dan fruto alguno y que se dejan por imposible. Son los arbustos de la oposici車n que nunca acaban de crecer.
Un poco m芍s apartado, Laporta ha plantado en su huerto frutos ex車ticos provenientes de Oriente Pr車ximo. No sabe c車mo se llaman, pero conf赤a que bien envueltos y con una expansiva campa?a de marketing dar芍n unos beneficios extraordinarios. Lo que nunca funciona en el huerto son las c芍maras de vigilancia, a los que los lugare?os denominan &Huerto Vision*. De vez en cuando, aparecen los inspectores del ministerio de agricultura a comprobar que todo funciona. Se les recibe con m芍xima cortes赤a (que dan subvenciones y permisos), aunque a veces se hable mal de ellos a sus espaldas. Laporta est芍 contento porque las matas de Olmo y Pau V赤ctor, reci谷n plantadas, estuvieron a punto de ponerse pochas, pero al final parece que crecen sin que nadie sepa muy bien por qu谷. Cuando florecieron, el presidente no pudo evitar expresar su euforia contenida. Es un huerto muy embarrado, pero Laporta nunca se mancha los zapatos porque pisa los diarios que ha puesto para tapar el fango.