El h¨¦roe es Murray
La sociedad actual avanza tan deprisa, y el deporte no es ajeno a ello, que muchas veces nos olvidamos de saborear el camino, obsesionados por la meta final. De un gran campeonato retenemos en la mente su desenlace, el campe¨®n que alza el trofeo. El recuerdo se diluye luego en un fr¨ªo palmar¨¦s, disponible para la consulta en Wikipedia o en b¨²squedas de Google. Nos acordamos del ganador del ¨²ltimo Grand Slam. Y a veces, ni eso. Mientras que otras gestas se pierden en el rinc¨®n de la memoria. No sabemos qui¨¦n reinar¨¢ en Melbourne el 29 de enero. O el 28, en la versi¨®n femenina. Sea qui¨¦n sea, estaremos ante un gran campe¨®n. O campeona. Pero eso no deber¨ªa eclipsar, y seguramente lo eclipsar¨¢, que hubo otros h¨¦roes en el viaje.
Que hubo, por ejemplo, un veterano de 35 a?os, con una pr¨®tesis en la cadera, que hizo dos remontadas gloriosas. La primera, ante uno de los favoritos, Matteo Berrettini, en 4 horas y 49 minutos. La segunda, ante un ¨ªdolo local, Thanasi Kokkinakis, en 5h:45. Una batalla de gladiadores que se extendi¨® hasta las 4:05 de la madrugada, en el segundo partido m¨¢s noct¨¢mbulo de la historia. Heroico. Nuestro protagonista es Andy Murray, Sir Andrew Murray, un ilustre que lleg¨® a anunciar su retirada del tenis en 2019, desesperado por sus problemas f¨ªsicos, tras haber dominado el Mundo. En 2016, Murray conquist¨® su segundo Wimbledon, el oro ol¨ªmpico en R¨ªo, el Masters y acab¨® n¨²mero uno, en brutal pulso con Novak Djokovic. Eran los tiempos de esplendor del Big Three, que Andy logr¨® convertir ef¨ªmeramente en Big Four. Luego no pudo aguantar el ritmo de los tres tenores, de Nadal, Federer y Djokovic. Su cuerpo cruji¨®. Pero quien tuvo, retuvo. Desconocemos si Murray ganar¨¢ el Open de Australia, seguramente no. Pero por ver estos dos partidos, en los que sum¨® m¨¢s de diez horas en pista, ya ha merecido la pena. Disfrutemos del camino.