El f迆tbol se invent車 para el mes de mayo
Hay meses en los que no pasa nada y meses en los que pasa todo. Mayo es uno de esos meses obscenamente acaparadores. La entrega de mayo a la acci車n es directa y absoluta. Si el aburrimiento fuese Haaland, el mes de mayo ser赤a R邦diger encaramado a su espalda como un judoka ol赤mpico, impidiendo cualquier movimiento. En mayo florecen y polinizan bodas, comuniones y bautizos, provocando histeria en invitados impedidos. Televisores de contrabando se cuelan en celebraciones, grupos de personas trajeadas se agolpan en torno a ellos. En mayo las fuentes esperan la llegada de los furgones de polic赤a y las banderas. En mayo las radios destellan y emiten pitidos ininterrumpidos, banda sonora oficial del mes. En mayo se fabrican milagros; tambi谷n fen車menos crueles e impensables.
Pienso en mayo y se me viene a la cabeza la imagen de un jugador de rodillas, con las manos en las caderas, viendo como otros se alejan corriendo para celebrar con la grada el gol que da el pase a una final de Champions, a una permanencia, o a un ascenso. En mayo puedes ser muy desgraciado. Mayo provoca canas, arrugas y c車licos. En mayo puede ganar el equipo que detestas y el partido pol赤tico que detestas. Para algunos aficionados hay en el aire estos d赤as un grado inc車modo de inevitabilidad, una especie d谷j角 vu flotando en el ambiente. Ah赤 est芍n ahora aficionados de Getafe, Espanyol, Valladolid, Almer赤a, Valencia, C芍diz, Celta o Mallorca. Pero en mayo tambi谷n puedes ser extremadamente feliz, euf車rico y dichoso.
Pienso en mayo y se me viene a la cabeza aquel Watford-Leicester del a?o 2013. Ese penalti parado por Almunia en el minuto 93, ese rechace tambi谷n detenido por el guardameta, y en la jugada siguiente, ese gol del Watford para meter al equipo en la final para ascender a la Premier League. Apenas dieciocho segundos en los que el p谷ndulo oscil車 del drama al delirio. En mayo puedes ser un hincha del Leicester o uno del Watford. Mayo, en cualquier caso, es el mes para el que se invent車 el f迆tbol.