El exilio del Maccabi
El deporte nunca es ajeno a las convulsiones sociales, pol¨ªticas o b¨¦licas que suceden a su alrededor. Ya lo vimos con la pandemia. Y hay mil ejemplos en la historia. El ¨²ltimo ha sido el conflicto que se vive en Israel y Gaza, que ha convertido la zona en un hervidero donde, evidentemente, la ¨²ltima prioridad es la competici¨®n. Al Real Madrid de baloncesto le tocaba esta semana jugar con el Maccabi de Tel Aviv, pero el partido se aplaz¨® porque no se pod¨ªa garantizar la seguridad. Obviamente, en el pa¨ªs hebreo era imposible celebrarlo, as¨ª que la ¨²nica soluci¨®n era llevarlo fuera. El Valencia ya recibi¨® en La Fonteta al Maccabi, intercambiando el orden del anfitri¨®n, entre fuertes medidas de vigilancia, con unos 700 polic¨ªas desplegados. Y este mismo martes se recuper¨® tambi¨¦n en Italia el partido contra el Olimpia Mil¨¢n que fue suspendido cuando se inici¨® la violencia. Pero estos parches requer¨ªan de una v¨ªa definitiva, que se ha solventado con la designaci¨®n del Aleksandar Nikolic Hall de Belgrado como sede del equipo macabeo para sus encuentros como local, despu¨¦s de haber estado refugiado con entrenamientos en Chipre. No ha dado tiempo a inaugurarlo contra el Madrid por los protocolos de seguridad, pero ya ser¨¢ una realidad la pr¨®xima semana, el 9 de noviembre, para recibir al Bayern de Pablo Laso.
Este exilio recuerda a otro hist¨®rico, el vivido por el Partiz¨¢n de Zeljko Obradovic en Fuenlabrada en 1991 y 1992 por la Guerra de los Balcanes, que condujo al equipo yugoslavo al t¨ªtulo con el famoso triple de Djordjevic. El caso actual es pr¨¢cticamente un calco. El rasero, eso s¨ª, cambia su medici¨®n seg¨²n los protagonistas. En marzo de 2022, esta misma Euroliga excluy¨® definitivamente a tres equipos, CSKA Mosc¨², Unics Kaz¨¢n y Zenit de San Petersburgo, por la invasi¨®n de Rusia a Ucrania. Ya dec¨ªamos: el deporte nunca es ajeno a las convulsiones del planeta.
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