El desvar¨ªo de Alcaraz
Las dos ¨²ltimas im¨¢genes que tenemos de Carlos Alcaraz sobre una pista de tenis son dos brotes emocionales de diferente ¨ªndole. Le vimos llorar en Par¨ªs, despu¨¦s de perder la final ol¨ªmpica ante Novak Djokovic, roto por la ocasi¨®n perdida de colgarse un oro en unos Juegos. Doce d¨ªas despu¨¦s, le hemos visto destrozar una raqueta contra el suelo en su debut en el Masters 1.000 de Cincinnati por su impotencia ante Gael Monfils. No sabemos si las dos fotograf¨ªas contienen algo en com¨²n, si hay algo m¨¢s en la vida personal de Alcaraz que ha florecido con esas dos derrotas. Detr¨¢s de una estrella del deporte siempre hay una persona con sus propios problemas. Por eso no es bueno juzgar los sentimientos ajenos. Lo que s¨ª se puede juzgar en un deportista de ¨¦lite son los comportamientos poco ejemplares. Su desbarre del viernes lo fue. Aunque tampoco es necesario meter m¨¢s el dedo en la llaga, porque Alcaraz lo sabe y ya ha pedido ¡°perd¨®n¡± por ello. Lo importante en estos casos es extraer aprendizajes.
Su desvar¨ªo fue r¨¢pidamente comparado con la mod¨¦lica gesti¨®n en estos casos del principal referente del tenis espa?ol, Rafa Nadal, que nunca ha roto una raqueta. Ya puestos, se le podr¨ªa haber comparado tambi¨¦n con Novak Djokovic, que es justo lo contrario y, pese a ello, ostenta el mejor palmar¨¦s de la historia. Las comparaciones no llevan a ning¨²n sitio. Carlitos tiene que hacer su camino. A sus 21 a?os, ya ha ganado cuatro t¨ªtulos de Grand Slam, dos de ellos en la presente temporada, y ha ocupado el n¨²mero uno del mundo. Su carrera deportiva es estratosf¨¦rica. Dentro de la pista, progresa r¨¢pido. Pero ahora ha aprendido tambi¨¦n que tiene que saber atemperar sus emociones, provengan de lo deportivo o de lo personal. Los grandes deportistas no se calibran solo por las victorias. Tambi¨¦n son un ejemplo. Un espejo en el que muchos se sienten reflejados. Seguro que ha tomado nota.