El destino de Alcaraz
Carlos Alcaraz se atasc¨® un poco en el primer set de su debut en el Open de Australia, lo suficiente para que alg¨²n que otro aficionado se inquietara con la situaci¨®n y comenzara a recordar que Richard Gasquet es bastante m¨¢s viejo que el espa?ol, 37 a?os contra 20, o que nunca pudo toser a su coet¨¢neo Rafa Nadal, con el que mantiene un r¨¦cord en contra de 18-0. Mientras and¨¢bamos en esas divagaciones, Carlitos resolvi¨® el desempate inaugural con apreturas y empez¨® un partido nuevo, muy diferente: solt¨® su juego, impuso su f¨ªsico, y remat¨® con un 6-1 y 6-2 al franc¨¦s, menos fiero seg¨²n avanzaba el encuentro. Esta desahogada victoria sirve para recapacitar sobre el fen¨®meno de Alcaraz, a quien seguramente se sigue exigiendo con cierta ansiedad, bajo la influencia de la inquebrantable infalibilidad a la que nos acostumbr¨® Nadal. Algo parecido nos ocurri¨® tambi¨¦n en plena eclosi¨®n de Garbi?e Muguruza. No hay comparativas posibles. Alcaraz es Alcaraz. Y sigue su camino.
Para empezar, no hab¨ªa ning¨²n motivo de alarma, pese a la igualdad inicial. El murciano llevaba dos meses sin jugar un partido oficial. A veces cuesta engranar el mecanismo. Y el estilista Gasquet tampoco es ning¨²n tronco. El espa?ol solvent¨® la papeleta en 2:22 horas, mientras que Novak Djokovic, por buscar otro contrapeso, tuvo un duro estreno de cuatro horas. Esto es tenis. Alcaraz arranca de esta manera en un grande que no pudo disputar el a?o pasado por lesi¨®n. Desde su anterior comparecencia en Melbourne, en 2022, Charly ha ganado dos t¨ªtulos de Grand Slam y ha sido n¨²mero uno mundial. As¨ª que su objetivo en Australia, y en el resto de la temporada, solo puede ser mantener ese alto list¨®n. ¡°Quiero jugar la final ante Djokovic¡±, dijo en la rueda de prensa previa. Sin medias tintas. Alcaraz tiene claro su destino. Su propio camino.
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