El despido de Baraja, quiz¨¢s necesario, pero no suficiente
La destituci¨®n de Rub¨¦n Baraja era necesaria, aunque no es suficiente. Los 12 paup¨¦rrimos puntos y la sensaci¨®n de incapacidad del equipo de ganar alg¨²n partido son argumentos de f¨²tbol y de peso para tomar tal decisi¨®n. Quiz¨¢s ¨¦sta llegue tarde, porque el calendario que ha tenido en las ¨²ltimas semanas el Valencia era un escenario perfecto no solo para salir del pozo sino para coger un colch¨®n de puntos para cu¨¢ndo se empine la cuesta de enero (Real Madrid, Sevilla, Real Sociedad y Barcelona). Pero el Valencia alarg¨® de m¨¢s la era Baraja para evitar tenerle que pagar un finiquito que finalmente tendr¨¢ que negociar.
De Baraja siempre quedar¨¢ su leyenda como futbolista y tambi¨¦n su labor en el banquillo para sacar al Valencia del atolladero en el que se meti¨® hace dos temporadas con Gattuso. Tambi¨¦n ser¨¢ su legado la apuesta, hecha desde el convencimiento y a su vez desde la obligaci¨®n por el contexto econ¨®mico del club, por unos j¨®venes a los que dar¨¢ apodo eternamente: la Quinta del Pipo.
Baraja renov¨® el pasado verano a pesar de que su entorno m¨¢s cercano le aconsejaba lo contrario. Lo hizo neg¨¢ndose a escuchar propuestas como la que le lleg¨® del Sevilla y convencido de que en este Valencia iba a crecer como entrenador de la mano de sus pupilos. En la negociaci¨®n de su contrato apret¨® hasta d¨®nde pudo a sabiendas de que su finiquito ser¨ªa su salvoconducto si ven¨ªan mal dadas (y as¨ª ha sido, porque de ganarle al Alav¨¦s, a¨²n sumando solo 14 puntos de 51, se hubiera comido el turr¨®n en Mestalla) y consciente a su vez de que ¨¦l pod¨ªa apretar por ah¨ª, por su contrato, pero no en lo que realmente marca la planificaci¨®n de un equipo y en gran medida sus resultados: los refuerzos.
Peter Lim ha desperdiciado con Baraja una oportunidad que su gesti¨®n no se merec¨ªa, pero que sin buscarla se hab¨ªa encontrado. Con Baraja, Lim y sus empleados ten¨ªan el parag¨¹as perfecto; ten¨ªa a su vez un entrenador que en el Valencia encontraba un objetivo de vida y no solo un banquillo con glamour a?ejo d¨®nde trabajar; un t¨¦cnico que cre¨ªa en la capacidad de los j¨®venes y una persona que supo hacer durante muchos meses funambulismo en la delgada l¨ªnea de trincheras entre propiedad y afici¨®n. Baraja era lo m¨¢s parecido al Valencia que ten¨ªa el Valencia.
Sin embargo ni Lim quiso (a Baraja ni le ha conocido) ni Miguel ?ngel Corona supo darle al Pipo refuerzos para dar ese plus a la plantilla, un director deportivo que lleg¨® al club con C¨¦sar S¨¢nchez cuando el Valencia era de Champions por la herencia de Mateu Alemany y ahora es colista de la Liga. Pero eso Baraja lo sab¨ªa, lo asumi¨® y lo ha pagado. De ah¨ª que, con los resultados en la mano, su destituci¨®n sea necesaria, pero no suficiente. Quiz¨¢s, con un entrenador nuevo pueda llegar evitarse este a?o el descenso, como cuando Baraja lo evit¨® hace dos a?os. Pero el Valencia con Lim acabar¨¢ bajando a Segunda antes que despu¨¦s, porque su mal no es coyuntural sino estructural.
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