El Cl¨¢sico de Pepe Gotera y Otilio
Invicto desde la ¨²ltima semana de septiembre, el Real Madrid cerr¨® la Liga en un partido regado por la pol¨¦mica. Es la habitual en cualquier Madrid-Bar?a, pero en este caso con un grado extremo de ebullici¨®n. En el ojo de la tormenta, el ¨¢rbitro como representante de un sistema que flaquea por varios costados, uno de ellos de manera incomprensible. Ten¨ªa que ocurrir y no hab¨ªa un partido mejor dise?ado para que ocurriera: el famoso Cl¨¢sico, el enfrentamiento de dos portaaviones, el encuentro que define como ning¨²n otro la escala mundial del f¨²tbol y corona el prestigio de la Liga espa?ol.
Una masiva audiencia planetaria ¨C?600, 700, 800 millones de telespectadores?¨C, un estadio futurista que recoge autom¨¢ticamente el c¨¦sped y lo guarda enrollado en una bodega inmensa, el techo desplegable que abre o cierra el ¨®culo del recinto a voluntad del propietario, la tecnolog¨ªa m¨¢s avanzada de luz y sonido, la consagraci¨®n, en definitiva, de la modernidad en el f¨²tbol.
Todo ese despliegue de innovaciones presidido, sin embargo, por una mentalidad chapucera y viejuna que invitaba a un esc¨¢ndalo que tarde o temprano iba a producirse. Seg¨²n establece la ley de Murphy, ten¨ªa que ocurrir en el partido m¨¢s se?alado del calendario y el m¨¢s da?ino para el cr¨¦dito de la Liga espa?ola, en el Real Madrid-Bar?a. Entraron en escena Pepe Gotera y Otilio.
Resulta que faltaba un simple chip, c¨¦lula o como quiera que se llame a un sistema que aclara al instante, sin asomo de duda, si el bal¨®n ingresa o no en la porter¨ªa, recurso tecnol¨®gico m¨¢s que probado desde hace d¨¦cadas en algunos deportes y en el f¨²tbol desde que a Frank Lampard le guindaron un gol como una catedral en el Inglaterra-Alemania del Mundial 2010.
El ¨¢rbitro no concedi¨® gol en el remate de Lamine Yamal que nadie sabe si Lunin atrap¨® al otro lado de la raya. No hubo evidencia en ning¨²n sentido. Al partido le faltaba un simple registrador electr¨®nico capaz de aclarar la jugada, que ha levantado una polvareda de impresi¨®n. Tendr¨¢ consecuencias, como las tuvo el gol anulado a Lampard. Volar¨¢n los cuchillos en el tenso ambiente que preside el f¨²tbol espa?ol.
La magnitud del episodio no impidi¨® otras pol¨¦micas, esta vez relacionadas con las decisiones del ¨¢rbitro y sus colegas del VAR, particularmente en el penalti de Cubars¨ª a Lucas V¨¢zquez, muy debatido en la calle. El ¨¢rbitro consider¨® que el joven central hab¨ªa enganchado con la pierna al veterano lateral. Agarrarse al protocolo a estas alturas -el VAR s¨®lo interviene en las jugadas que no admiten grises- es una falacia. Si por algo se ha distinguido el VAR es por su car¨¢cter invasivo y su insistencia en intervenir en jugadas microsc¨®picas. Pero en la jugada de marras, el VAR hizo mutis por el foro. Despu¨¦s del fiasco en el bal¨®n que nadie sabe si atraves¨® o no la raya de gol, parec¨ªa sensato pedir una segunda opini¨®n del ¨¢rbitro con las im¨¢genes enfrente, bien para afirmarse en la decisi¨®n o para reconsiderarla.
Como es habitual en los duelos que registran dos grandes del f¨²tbol espa?ol, el ruido posterior ha ocultado la parte magra del partido: el Madrid ser¨¢ el campe¨®n de esta Liga y acudir¨¢ en las mejores condiciones posibles a sus desaf¨ªos en la Copa de Europa, con toda la plantilla en condiciones, excepto Courtois y Alaba, y un rendimiento sensacional de jugadores como Lucas V¨¢zquez y Nacho, impagables por su rendimiento, profesionalidad y car¨¢cter. Al Bar?a no le faltaron buenas noticias: Lamine Yamal reedit¨® en el Bernab¨¦u su partidazo contra Brasil y Ferm¨ªn, a la b¨²squeda de un techo que desconoce todav¨ªa, contribuye a la salud del equipo con la misma eficacia y vitalidad que Lucas V¨¢zquez y Nacho en el Real Madrid, todo lo contrario que Cancelo, un futbolista acostumbrado al autosabotaje. Pocas veces se han desaprovechado tanto unas condiciones tan privilegiadas para jugar el f¨²tbol.