El brillo disperso del golf espa?ol
Mientras el golf mundial explora f車rmulas para recuperar la unidad, o al menos para encontrar un espacio de convivencia, la superliga LIV, origen multimillonario de la divisi車n, estrena su tercera edici車n en su pa赤s de nacimiento, Arabia Saud赤. All赤 compiten los dos jugadores espa?oles m芍s relevantes: Sergio Garc赤a, que no tuvo ninguna duda en atender la llamada del petrod車lar, y Jon Rahm, que s赤 tuvo dudas, pero al final cay車 en la tentaci車n para decepci車n de aquellos que le vieron como un estandarte de los valores cl芍sicos. El LIV Golf negocia con el PGA, en busca de soluciones que reconduzcan este deporte y borre la l赤nea de buenos y malvados. Mientras tanto, una serie de j車venes progresan a uno y otro lado de esa frontera.
Hace tiempo que Espa?a no concentraba tanta calidad y cantidad en tan pocos a?os. O quiz芍 no la reuni車 nunca. En el propio LIV ha debutado este curso Luis Masaveu (2002), que cubre la vacante de Eugenio L車pez Chacarra (2000), que en 2022 salt車 a los titulares tras embolsarse el mayor premio ganado nunca por un deportista espa?ol, 4,88 millones de euros, al vencer en Bangkok. Ahora, despedido del equipo Fireballs por Sergio, sale criticando con dureza al circuito saud赤, aunque con los bolsillos bien llenos: ※He resuelto mi vida, pero ahora quiero hacer historia. En el LIV s車lo hay dinero§. Otra promesa, ?ngel Ayora (2004), directamente ha rechazado la sugerente oferta para emprender el camino de la tradici車n: ※Prefiero que me recuerden por la historia, que por el dinero que he ganado§. Josele Ballester (2003), radiante campe車n del US Open amateur, ha debutado esta semana en el PGA en Phoenix. Si a estos nombres unimos a David Puig (2001), que permanece en el LIV, y a Alejandro del Rey (1998), algo m芍s talludito, que ha vencido recientemente en el DP World Tour, el futuro del golf espa?ol proyecta mucho brillo. Aunque cada vez m芍s disperso.