El Bar?a es un nuevo ¡®club-estado¡¯
Como no soy un especialista en leyes, voy a trasladar desde mi humilde atalaya lo que desde hace una hora se ha convertido en un torrente de malestar indisimulado de la gente al sentirse indefensos por la resoluci¨®n tomada hoy por el CSD. Lo que se respira en el sentir de much¨ªsimos ciudadanos de este pa¨ªs es que existe una especie de blindaje institucional hacia el Bar?a que le permite saltarse todos los sem¨¢foros en rojo que aparecen en su camino, sin que la DGT del f¨²tbol le ponga una sola multa. Y les prometo que no voy a extenderme hoy sobre el indefendible y escandaloso caso de Negreira.
Aqu¨ª todos valoramos que Dani Olmo no tiene la culpa de absolutamente nada de lo que est¨¢ sucediendo, porque ¨¦l no deja de ser un da?o colateral de una negligente gesti¨®n de Laporta y su directiva en torno a un asunto que ha vuelto a dejarles con las posaderas al aire. Hace dos a?os ya se inventaron una de sus famosas palancas (Bar?a Studios) para poder fichar a Lewandowski, Raphinha y Kound¨¦, para que curiosamente acabasen siendo determinantes en la conquista de aquella Liga de Xavi. Pasado el tiempo se supo que era ficticia, pero no conozco ninguna ventanilla a la que pueda ir a reclamar para que nos devuelvan ese t¨ªtulo.

Pues ahora se repite la historia con el bueno de Dani Olmo. Los auditores han acabado sonroj¨¢ndose ante lo que era otra palanca de ciencia ficci¨®n y han asumido que lo de los famosos 100 millones por los asientos VIP del futuro Camp Nou eran otra enso?aci¨®n Laportiana para arreglar en el d¨ªa de la Nochevieja lo que todos sab¨ªamos que no ten¨ªa soluci¨®n. Cuando el CSD arranc¨® el a?o dando la cautelar a Dani Olmo, salt¨¢ndose a la torera la resoluci¨®n de LaLiga basada en una cuesti¨®n puramente legalista, entendimos todos que, efectivamente, el Bar?a es el equipo del poder. Me alegra que juegue Dani Olmo, pero seguro que los equipos que han sido v¨ªctimas de sus goles y su grandeza futbol¨ªstica estar¨¢n sopesando impugnar esos partidos porque quiz¨¢, sin su presencia, hubieran obtenido mejores resultados y no estar¨ªan ahora sufriendo ese d¨¦ficit en la clasificaci¨®n.
El CSD da a entender que protege el derecho al trabajo del jugador. Por esa regla de tres, cualquier jugador que sea sancionado por una cuesti¨®n disciplinaria deber¨ªa recibir s¨®lo una multa econ¨®mica, para que pudiera seguir ejerciendo su profesi¨®n. Cuando Bellingham dej¨® de alumbrar al espect¨¢culo durante dos partidos por un fuck off o fuck you de marras, nadie pens¨® en preservar su derecho a seguir formando parte de la maravillosa familia del f¨²tbol. El CSD ha decidido ser juez y parte, sin escuchar la contundente resoluci¨®n que ayer hizo LaLiga para defender la limpieza de la competici¨®n. Como dice un buen amigo m¨ªo: ¡°Tom¨¢s, ya son tres. Aparte del PSG y del City, el Bar?a es un nuevo club-estado¡±.
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