El ¡®ave F¨¦nix¡¯ Espanyol ahuyenta a las palomas
¡°Una paloma se caga en el techo del campo del Espanyol y se dice, cuando quiz¨¢s tambi¨¦n pasa en el de al lado¡±, lamentaba amargamente en la previa Manolo Gonz¨¢lez, en un s¨ªmil escatol¨®gico sobre el presunto negativismo que ha ido rodeando al equipo cada vez que juega lejos del RCDE Stadium. Raz¨®n no le faltaba, en un club donde ejerce de entrenador, psic¨®logo y portavoz, y que no le dota de herramientas para fomentar la positividad, el optimismo. As¨ª que era cuesti¨®n de ver, despu¨¦s de dos puntos en sus 11 salidas y ante un rival direct¨ªsimo, si era capaz el Espanyol de escapar de su propia jaula en Mendizorroza.
Con la misma alineaci¨®n que la jornada anterior ante el Athletic (1-1), repitiendo por primera vez dos partidos seguidos, echaron a volar las palomas ante el Alav¨¦s como si el equipo perico hubiera instalado ultrasonidos para ahuyentarlas. Bien asentado, con poso, jerarqu¨ªa, contundente en los duelos, atento, protagonista. Un panorama halag¨¹e?o que, sin embargo, apenas dur¨® diez minutos. Porque de inmediato reaparecieron las bandadas de cada encuentro a domicilio. Y las cagadas de paloma.
Entre Omar -que ven¨ªa de cuajar actuaciones sobresalientes ante Vinicius J¨²nior y Nico Williams-, Kumbulla y Pol Lozano -estos dos ¨²ltimos, con problemas v¨ªricos la noche anterior- propiciaron las incursiones m¨¢s claras de un Alav¨¦s al que dejaron crecerse, reculado y dubitativo el Espanyol, entreg¨¢ndose como de costumbre a su providencial espantap¨¢jaros, Joan Garc¨ªa, mientras en la otra porter¨ªa Sivera permanec¨ªa in¨¦dito. Y eso que Puado irrump¨ªa como un cuchillo por la banda izquierda, burlando a Tenaglia, aunque indeciso en los ¨²ltimos metros.

Buscaban todas las acciones de ataque de la escuadra blanquiazul -en esta ocasi¨®n con la camiseta roja del curso pasado, como en Getafe, por la desastrosa elecci¨®n de la actual temporada- inequ¨ªvocamente a un solo jugador: Roberto. Por su instinto para atraer el bal¨®n y tambi¨¦n porque no hab¨ªa m¨¢s rematadores en el ¨¢rea. Si su gol a Unai Sim¨®n hab¨ªa sido muy t¨ªpico de Tamudo, su lucha contra el mundo en Mendizorroza, m¨¢s a¨²n. Un p¨¢jaro solitario, enjaulado, luchando por recuperar su libertad.
Con el paso de los minutos, lo que hab¨ªa comenzado con la misi¨®n de emigrar del nido del descenso, de procurar pr¨¢cticamente la extinci¨®n de un adversario directo como el Alav¨¦s, se fue convirtiendo en la b¨²squeda del empate como raci¨®n de alpiste justita para subsistir. Y m¨¢s despu¨¦s de los microinfartos conforme avanzaba la segunda mitad, con Joan desplegando sus alas como un ¨¢guila imperial y los babazorros pasando de colibr¨ªs a rapaces.
Para colmo, y cuando parec¨ªa Pere Milla rehabilitado como el ave al que rescatan en un centro, ya que entr¨® con media hora por delante, tuvo que regresar al refugio por lesi¨®n. Le sustituy¨® un Antoniu Roca que protagoniz¨® el primer chut a puerta del Espanyol en todo el encuentro, en el minuto 82, lo que explicaba muchas cosas.
Pero el f¨²tbol, como cualquier ave migratoria, escapa de cualquier an¨¢lisis racional, sensato, seguramente por esa imprevisibilidad es el deporte rey. Lo demostr¨® con ese gol que conecta con otro estadio no demasiado lejano a Vitoria, el de Eibar, donde la pasada campa?a protagoniz¨® el Espanyol una de las haza?as m¨¢s incomprensibles del f¨²tbol moderno.
Presente aquel d¨ªa en Ipurua como rival, esta vez Tejero sirvi¨® el bal¨®n parado -no pod¨ªa ser de otro modo- en el que Calero divis¨® oro puro para anotar un gol que puede valer media salvaci¨®n. Fruto de dos jugadores que hab¨ªan entrado desde el banquillo. La primera victoria perica a domicilio de toda la temporada, en el d¨ªa m¨¢s indicado y de la forma m¨¢s inesperada. Ni palomas ni buitres ni nada: el Espanyol, ya tendr¨ªamos que saberlo, es el ave f¨¦nix.