Dos hombres y un destino
¡°Nos vamos haciendo viejos, es ley de vida¡±, le dec¨ªa Paul Newman a Robert Redford en un momento de ese maravilloso western de 1969 que nos sigue seduciendo a pesar de haberlo visto tantas veces. Lo mismo pasa con Toni Kroos y Luka Modric, que se van haciendo viejos, pero siguen hipnotizando con su juego a rivales y aficionados de todo el mundo. Aquellos dos bandidos de la pantalla grande eran capaces de crear una tremenda complicidad con el espectador por deplorables que fueran sus acciones, y en el caso de los futbolistas sucede algo parecido: hasta los aficionados rivales simpatizan con ellos por muy fuerte que sea el repaso que le est¨¦n pegando a su equipo. Para que una pareja as¨ª funcione, y esto vale para ambas, hace falta una qu¨ªmica especial, una simbiosis perfecta en la que ninguno de los dos est¨¢ por encima del otro, sino que se complementan perfectamente con sus diferentes caracteres.
Kroos, como Redford, m¨¢s serio, m¨¢s bello, siempre con esa pose majestuosa y elegante, aunque le toque jugar de mediocentro defensivo, que no es su puesto. Modric, como Newman, m¨¢s travieso, m¨¢s p¨ªcaro, inventando diabluras aqu¨ª y all¨¢. Son d¨²os hist¨®ricos que pasar¨¢n a la posteridad como irrepetibles y que en el caso de los futbolistas servir¨¢ para medir durante mucho tiempo la calidad de los que vengan detr¨¢s.