Deporte y Derechos Humanos en 2024, un a?o de sombras y algunas luces
Hoy 10 de diciembre, D¨ªa de los Derechos Humanos, en Amnist¨ªa Internacional llamamos la atenci¨®n sobre tres asuntos que han marcado el ritmo de juego entre el deporte y los derechos humanos en 2024.
1. Sportwashing. A nadie le sorprende ya que Arabia Saud¨ª organice la Supercopa de Espa?a de f¨²tbol, que patrocine a la Liga y a clubes de Primera, que coleccione estrellas en su campeonato de f¨²tbol dom¨¦stico, que el golfista Jon Rahm salga del circuito internacional para encabezar el saud¨ª o que Rafa Nadal sea embajador del tenis de Arabia, entre otras cuestiones flagrantes. El sportwashing, como vimos con el Mundial 2022 de Qatar, ha venido para quedarse y Arabia Saud¨ª sigue esta l¨ªnea postul¨¢ndose para organizar el Mundial de 2034, otro Mundial de la verg¨¹enza con el objetivo de ocultar su historial de derechos humanos donde siguen aumentando las ejecuciones, la persecuci¨®n de las personas LGBTI, la discriminaci¨®n de las mujeres y las personas migrantes o la represi¨®n de la disidencia. Afortunadamente, algunas voces valientes se alzaron para protestar, especialmente las m¨¢s de 100 mujeres futbolistas que han pedido a la FIFA que rompa el patrocinio con Arabia Saud¨ª o el futbolista, ya retirado, Toni Kroos, que ha sido de los pocos en posicionarse contra el sportwashing.
2. Discriminaci¨®n por g¨¦nero. Ocurri¨® en los Juegos Ol¨ªmpicos celebrados en Par¨ªs en julio, como reflejo de la marginaci¨®n de la que son objeto las deportistas musulmanas en Francia. El pa¨ªs organizador de los Juegos prohibi¨® a las mujeres musulmanas usar el hiyab deportivo u otro tipo de tocado religioso al competir por Francia. Esta prohibici¨®n afecta a varios deportes como f¨²tbol, baloncesto y voleibol, en todos los niveles de competici¨®n, incluidas las categor¨ªas juveniles y amateurs. La prohibici¨®n socava los esfuerzos para que el deporte sea m¨¢s inclusivo y significa que jugadoras y atletas musulmanas que usan el hiyab en Francia seguir¨¢n siendo discriminadas. La prohibici¨®n del hiyab viola su libertad de expresi¨®n y de religi¨®n y afecta a la libertad de las mujeres musulmanas para tomar decisiones sobre su propia vida y es un modo de controlar sus cuerpos y una forma de violencia racista basada en el g¨¦nero. Pero no fue lo ¨²nico que pas¨® en los Juegos en materia de discriminaci¨®n hacia las mujeres. Las boxeadoras Imane Khelif y Lin Yu-Ting que compet¨ªan en la categor¨ªa femenina, fueron las v¨ªctimas de una avalancha de desinformaci¨®n, odio y abuso en los medios de comunicaci¨®n y las redes sociales, en la que participaron celebridades, pol¨ªticos y comentaristas. Se confundieron deliberadamente los g¨¦neros y todo result¨® empa?ado por una fuerte carga racista, sexista y transf¨®bica, aunque hay que tener en cuenta que ninguna de las dos mujeres es transg¨¦nero. A pesar de todas estas cr¨ªticas, ambas se alzaron con la medalla de oro, un ejemplo.
3. Racismo. Y cerramos este breve resumen sin olvidarnos de una de las lacras presentes en nuestra sociedad que casos como el de Vinicius Jr., los hermanos Williams y recientemente Lamine Yamal, entre otros, han contribuido a poner de manifiesto y han obligado a autoridades, clubes y aficionados a mirarse en el espejo e incluso a rendir cuentas ante la justicia. Hablamos del racismo en el f¨²tbol y de la pasividad con la que se ha mirado hasta ahora a esta grave violaci¨®n de derechos humanos, neg¨¢ndola e invisibiliz¨¢ndola, a pesar de la vigencia de la Ley del Deporte, que persigue y condena estas pr¨¢cticas y pretende ponerlas contra las cuerdas. Afortunadamente, y gracias a la presi¨®n de medios de comunicaci¨®n y organizaciones como Amnist¨ªa Internacional, entre otras, poco a poco est¨¢ despertando cierta conciencia de que no se puede ir a un estadio de f¨²tbol a insultar, vejar o humillar a otra persona por el color de su piel o por cualquier otro motivo, y cada vez m¨¢s son las voces, incluida la de los propios aficionados, que se alzan en contra de esta deleznable actitud. Queda partido por jugar, pero se intuye la victoria de quienes apuestan por el juego limpio y el respeto hacia todas las personas. ?se es nuestro equipo.
?ngel Gonzalo es periodista de Amnist¨ªa Internacional especializado en deporte y derechos humanos.
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