Cuando truena
Si hay una cosa que se nos da particularmente bien a los aficionados al f¨²tbol esa es la de enterrar a los mitos antes de tiempo. Basta con que un jugador o un entrenador tenga un par de partidos malos, o que alcance una determinada edad, para que se le empiecen a tomar medidas para el pijama de madera y le echen un par de paladas de tierra mientras los buitres sobrevuelan en c¨ªrculos. Solo nos falta entregar una bandera plegada de nuestro equipo a sus familiares por los servicios prestados mientras los capitanes disparan salvas al aire. Es la ley del f¨²tbol. Tan despiadada como seguramente injusta.
Esto es lo que ha pasado con Modric y lo que ha pasado con Ancelotti. Al t¨¦cnico italiano se le trata por momentos como si fuera Joe Biden y hubiera perdido la cabeza. Cuando probablemente sea el m¨¢s cabal y capacitado de todos. Ha ganado tres Copas de Europa con el Real Madrid con tres estrellas diferentes (Cristiano, Benzema y Vinicius). Sobreviviendo a todo. Reinventando su equipo cada vez que le quitaban una pieza clave de su once. Pero si se quiere mostrar prudente con Asencio o con Endrick, optando por cierta jerarqu¨ªa sobre el campo en partidos importantes, le queremos llevar a la residencia de ancianos m¨¢s cercana y poner en su lugar a cualquier otro entrenador joven que lleve degradado y use iPad.
Con Modric, por su parte, llevamos advirtiendo del ocaso de su carrera las ¨²ltimas cinco temporadas. Y el croata tiene que salir, una y otra vez, arrastr¨¢ndose como puede de esa tumba en la que nos empe?amos en meterle todav¨ªa vivo como Uma Thurman en Kill Bill.
No es ning¨²n secreto que nos encantan las novedades, los cambios y los rumores. Cuando hac¨ªamos colecciones de cromos el apartado de fichajes ten¨ªa un atractivo especial porque jugaba con el factor sorpresa. Y esa anticipaci¨®n ante lo desconocido generaba una dopamina adictiva. Un cromo de De Marcos o de Modric nunca ser¨¢ tan emocionante como el de un fichaje absurdo del que nunca vuelves a saber nada. La continuidad es aburrida. No es sexy. No vende portadas.
Hab¨ªa una profesora a la que siempre acud¨ªa en v¨ªsperas de ex¨¢menes para que me explicara cualquier duda de ¨²ltima hora. ¡°Solo te acuerdas de m¨ª cuando truena, como con Santa B¨¢rbara¡±, sol¨ªa repetirme suspirando con sorna. Con Modric y Ancelotti me sucede algo muy parecido. Ahora que llegan los d¨ªas de truenos y rel¨¢mpagos, me tranquiliza tenerlos en mi bando. Dicen que ya no est¨¢n para estas cosas. Bueno, mejor que est¨¦n por si acaso.
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