Cuando despert車, Masip todav赤a estaba all赤
Siete palabras, ni una m芍s, bastaron al escritor Augusto Monterroso para asombrar con su c谷lebre microrrelato &El dinosaurio*. Siete penaltis, si acaso uno menos, han convertido a Jordi Masip en historia del Real Valladolid. Una, quiz芍s, un tanto p赤rrica, podr芍n defender algunos. Cosas del modernismo y de las mediciones, y si no, que se lo pregunten a los amantes de la NBA, donde cada d赤a hay un r谷cord. Escasa o no, es tan de verdad como que aquellas siete palabras, ※cuando despert車, el dinosaurio todav赤a estaba all赤§, siguen impactando y siendo c谷lebres.
Su simbolog赤a bien vale para el cancerbero, quien alcanz車 los 100 partidos defendiendo los palos del Real Valladolid en Primera frente al Celta cuando poco o nada hac赤a presagiar que todav赤a fuera a estar all赤. Aunque cumple su sexta temporada en Zorrilla, el retorno del hijo pr車digo aventuraba un ostracismo del que ha vuelto a huir, como cada vez que ha tenido competencia. A partir de este s芍bado ser芍 Sergio Asenjo su suplente, como antes lo fueron Roberto, Caro, Yoel o Becerra. A excepci車n de este 迆ltimo, todos jugaron, pero ninguno m芍s que Masip.
Uno de los significados que se otorga al cuento de Monterroso habla de las m芍s de siete d谷cadas que llevaba gobernando en M谷xico el Partido Revolucionario Institucional, lo que le llev車 a ser comparado con un dinosaurio. Menos lleva el catal芍n debajo de los palos, y sin embargo, en un mundo de intercambio de cromos como el del f迆tbol lleg車 a generar cierto cansancio en algunos aficionados, m芍s cuando lo identifican con un tiempo pasado que no recuerdan precisamente como uno mejor. 171 partidos despu谷s, el capit芍n sigue, y seguir芍, al menos, hasta el 172.
Aun siendo en algunos momentos su rendimiento discutible, no solo discutido, en ese 172, ante la Real Sociedad, ser芍 titular de pleno derecho por delante de Asenjo, algo que en verano parec赤a poco imaginable; m芍s a迆n antes de renovar. Porque no, en su historia como blanquivioleta no todo han sido vino y rosas, como en los festejos del &doble penalti* que detuvo a Iago Aspas, pero hoy es, indudablemente, el que se merece atajar, despu谷s de que el palentino comenzara esta segunda etapa viviendo m芍s una pesadilla que un sue?o.
Cuando despert車, Masip todav赤a estaba ah赤. Presto y dispuesto a calzarse los guantes, a enfundarse el brazalete de capit芍n que porta desde este verano y a trabajar en silencio y con un rictus menos cambiante que el de otros, cualidad, esta, poco valorada a veces. Dispuesto tambi谷n, por qu谷 no, a seguir haciendo historia cuando otro ejecutor coja esa carrerilla desde el punto fat赤dico, desde esos once pasos que han propiciado que entre los r谷cords del Pucela haya uno que le pertenece... y que ampliar芍. Porque cuando el siguiente lanzador despierte, todav赤a estar芍 ah赤.