Cosas que pasan de Spasic a Ramos
Ni haciendo un bizum a Negreira antes del partido le sale al Bar?a una jugada similar. Los futboleros somos retorcidos, pero mi maldad no da para tanto. Un programa especial desde el Congreso sobre la fallida investidura de Feij¨®o en la pr¨®rroga (eso s¨ª que era un resultado previsible) me impidi¨® ver el choque y escribir su correspondiente columna. Me pas¨¦ todo el programa consultando el resultado en la web del AS cuando no sal¨ªa en plano o hablaba un tertuliano.
A mi espalda, bajo el p¨®rtico del Congreso, los leones de bronce que lo custodian me echaban el aliento. Seguro que son madridistas. Si se fijan en su base ver¨¢n una inscripci¨®n: ¡®Fundidos con los ca?ones tomados al enemigo en la guerra de ?frica¡¯.
Algo as¨ª como que no hay mejor cu?a que la de la propia madera, pero en versi¨®n guerrera. Premonitorio. Aquello amenazaba con un empate cuando volv¨ª a consultar el AS sin muchas esperanzas. Y entonces el ordenador me devolvi¨® como un ca?onazo de las guerras de Prim el gol en propia meta de uno de nuestros villanos favoritos. Casi cambio de tercio en el programa y en vez de por la amnist¨ªa y por la investidura de S¨¢nchez les pregunto a mis analistas por lo que acababa de pasar. Enti¨¦ndanme, en el Madrid est¨¢n mucho m¨¢s acostumbrados, pero en el Bar?a estas cosas solo pasan de Spasic a Ramos.