Con el dinero no basta en el f¨²tbol
Contra la ignorancia. Jap¨®n pasa por la katana a Alemania y Espa?a: Australia provoca que algo huela a podrido en Dinamarca; Corea del Sur le enfr¨ªa el mate a Uruguay y Arabia Saud¨ª le saca los colores (albicelestes) a Argentina. En este Mundial que se juega a medio camino entre las hamburguesas y el sushi, Asia, como todas las regiones que no entran en nuestros uniformes par¨¢metros cauc¨¢sicos, vuelve a rebelarse contra el menosprecio del f¨²tbol occidental. No existe veh¨ªculo publicitario m¨¢s fuerte que el bal¨®n, as¨ª que aprovech¨¦moslo otra vez para recapacitar: no todo lo que est¨¢ lejos es malo o peor que lo nuestro. La ignorancia se cura leyendo, viajando y discutiendo con argumentos. Discutir, no pelear.
Espejismos en el desierto. Con discusiones sobre f¨²tbol y futbolistas retroalimentan su pasi¨®n los aficionados, concentradas y menos razonadas todav¨ªa las tertulias por el frenes¨ª de partidos que supone cualquier Mundial. En Qatar asoman por ejemplo el neerland¨¦s Gakpo, el marroqu¨ª Amrabat o el croata Gvardiol, a los que m¨¢s de uno quiere entregar ya el Bal¨®n de Oro: pero no el del torneo, sino el que da ¡®France Football¡¯. Competiciones as¨ª andan repletas de estrellas fugaces que se estrellaron despu¨¦s con todo el equipo y en casi todos sus posteriores equipos. Tot¨° Schillaci (m¨¢ximo goleador en Italia-1990), Dumitrescu, Goycoechea, Mansiz..., futbolistas cuyos superpoderes se fueron perdiendo como l¨¢grimas en la lluvia. El Mundial, y m¨¢s ¨¦ste que se celebra en pleno desierto, suele estar repleto de aut¨¦nticos espejismos.
Maldito parn¨¦. Qatar se ha comprado estadios, embajadores y parece que hasta aficionados. Dicen que la broma le cost¨® 200.000 millones, lo que viene a significar cuatro veces el presupuesto anual de Andaluc¨ªa, que es la regi¨®n m¨¢s poblada de Espa?a. Pero no han podido comprarse el f¨²tbol. Su selecci¨®n se ha marchado del torneo como la peor anfitriona de siempre: cero puntos, apenas un gol. Y todo, a pesar de a?os y de otro dineral invertidos en Aspire, esa academia con tecnolog¨ªa espacial en la que intentaron clonar un talento que no se puede copiar, porque normalmente viene de serie. Deber¨ªan haber aprendido ya: los jeques del City y del PSG no han conseguido a¨²n agenciarse una Champions. En el Mundial de los Dj¡¯s, donde cada equipo elige el tema que suena por la megafon¨ªa cuando marca, a los qatar¨ªes les hubiera pegado esa copla que cantaba la inigualable Lola Flores: Mar¨ªa de la O. ¡°Maldito parn¨¦...¡±.