Cinco puntos
Cinco puntos de ventaja pueden parecer muchos cuando el que los disfruta es un favorito, alguien te¨®ricamente superior a sus perseguidores, al que todos los pron¨®sticos daban como gran aspirante antes de empezar. Por ejemplo: no son cinco, sino cuatro, los que le saca el PSG al Lens en Francia, y a casi nadie se le ocurrir¨ªa apostar que la liga se le va a escapar al equipo de Messi, Neymar y Mbapp¨¦. Y sin embargo cinco parecen tan pocos, un margen tan ¨ªnfimo y escaso, una distancia ef¨ªmera condenada a evaporarse en un abrir y cerrar de ojos, cuando los que la sostienen son los aspirantes, los que llevan muchos a?os sin ganar, los que se enfrentan al v¨¦rtigo de las alturas, y los que vienen corriendo detr¨¢s son los expertos campeones de siempre, los que no dudan porque ya han estado ah¨ª y ya han saboreado la victoriosa llegada a la meta.
Y toda esta sensaci¨®n se acent¨²a, se exagera, se acrecienta, cuando los cinco puntos de hoy eran ocho ayer, y uno se da cuenta de que en pocas horas se le ha ido el tercio de la ventaja, o en realidad m¨¢s de un tercio, y entonces conjetura que lo que le queda puede volar tambi¨¦n en solo dos ratos tan cortos como ese que le ha dejado ahora creyendo que cinco es un bot¨ªn tan min¨²sculo que a ver qui¨¦n lo protege en un calendario que llegar¨¢ casi hasta el verano.
Todo esto lo est¨¢n pensando en N¨¢poles y en el Norte de Londres (en el Norte rojo, el ca?onero, el del Arsenal). Sus equipos son los grandes animadores de las ligas europeas 22-23. Los gunners no ganan la Premier desde la famosa temporada 2003-04, de la que ya va a hacer diecinueve a?os aunque nos siga pareciendo que Pires se la pasaba a Henry la semana pasada. El N¨¢poles no se lleva el Scudetto desde la ¨¦poca de Maradona, cuando alz¨® sus dos ¨²nicos t¨ªtulos del torneo de la regularidad en los a?os 87 y 90. Un triunfo de cualquiera de los dos representar¨ªa la gran historia del a?o. Pero a ambos sue?os les quedan cinco puntos de margen, s¨®lo cinco, que parecen muy pocos porque los cazadores no tienen piedad y sus voces ya se oyen.