Canta la desigualdad arbitral
Ocurri¨® el 7 de febrero del a?o 2004, hagamos un peque?o ejercicio de memoria. Al Real Madrid, como suele ser habitual desde tiempos muy remotos, lo acusaban sus rivales de recibir constantes favores arbitrales y en el fondo del Santiago Bernab¨¦u se despleg¨® una pancarta con el siguiente mensaje: ¡°?Desigualdad arbitral? La buscan los que solo saben llorar¡±. Esta tarde, de cumplirse lo anunciado durante toda la semana, desde ese mismo fondo se entonar¨¢ una canci¨®n-protesta (el madridismo es, de repente, una especie de Mercedes Sosa, vivir para ver) en la que se justificar¨ªa todo lo contrario, es decir: que a la desigualdad arbitral hay que llorarla ¨Cy cantarla¨C de viva, nunca de muerta.
No del todo ajeno a estas cuestiones de la escena cultural madrile?a, pero en otra escala de atenci¨®n, el aficionado del Bar?a mira con cierto agrado el resultado de un sorteo, el de la Liga de Campeones, que lo ha situado en el lado menos bacheado del cuadro: ya ni de bolas calientes se puede quejar uno en estos tiempos de fanfarria. Al cul¨¦ siempre le ha gustado alimentar este tipo de conspiraciones, lo s¨¦ porque yo mismo he fomentado unas cuantas, pero la llegada de Hansi Flick parece habernos teletransportado a un nuevo y exquisito mundo en el que Meritocracia y Respeto son los nuevos nombres de mam¨¢ y pap¨¢. Hasta la grada de animaci¨®n ha sido disuelta por mal comportamiento: que nadie se sorprenda si la pr¨®xima gira estival se reconvierte en una especie de colonias cristianas de verano.
Conste en acta que yo entiendo, perfectamente, adem¨¢s, a cualquier aficionado que haga un esfuerzo por sentirse agraviado. El empe?o siempre debe ser valorado y al f¨²tbol, digan lo que digan esas personas tan serias que siempre se ponen de perfil, tambi¨¦n se viene a esto: a llorar, a revolverse contra el poder, a inventar universos de fantas¨ªa en los que el Imperio (es decir, los malos), siempre ser¨¢n los otros. Como suele decir un viejo marinero de mi pueblo: ¡°Trabajo, poco. Cabeza, ninguna. Cantar y bailar, lo que haga falta¡±. Viva el f¨²tbol.