Campeonas por muchas razones
En 2017 la RFEF dedicaba al f¨²tbol femenino tres millones de euros. Esa cifra se ha multiplicado por nueve hasta los 27 actuales.

Desde su lejana llegada como deporte de impacto global, una pregunta ha acompa?ado siempre al f¨²tbol: ?por qu¨¦? ?qu¨¦ tiene para llegar a donde llega, congregar lo que congrega y mover lo que mueve? Pocas actividades humanas pueden compararse en dimensi¨®n a este peculiar juego que eligi¨® la parte m¨¢s torpe de nuestra anatom¨ªa, los pies, para realizarse.
As¨ª, nos parece normal que en la aldea m¨¢s remota del mundo los ni?os lleven la camiseta del Madrid o del Bar?a, que pa¨ªses paup¨¦rrimos o devastados alcancen el ¨¦xtasis por un ¨¦xito de su selecci¨®n, que un partido pueda parar una guerra durante dos horas o desatar otra (el cruento conflicto armado que se produjo en 1969 entre Honduras y El Salvador por, entre otros motivos, la disputa de partidos clasificatorios para el Mundial de M¨¦xico 70), que un tipo bajito y de 36 a?os llamado Messi conmocione la gigante meca del deporte (Estados Unidos) o que los pa¨ªses m¨¢s ricos del mundo ¨Cno necesariamente los m¨¢s democr¨¢ticos, justos o igualitarios¡ªdesembolsen cantidades obscenas de dinero por albergar una Copa del Mundo o una Liga de estrellas. As¨ª, el f¨²tbol se entromete en el tablero geopol¨ªtico mundial como si tal cosa.
Ayer, en el Australia Estadio de S¨ªdney, en la final de la Copa del Mundo femenina, el f¨²tbol volvi¨® a mostrarnos elementos para la reflexi¨®n, generalmente ocultos bajo la desbordada y merecid¨ªsima celebraci¨®n de las jugadoras espa?olas y la inconsolable tristeza de las inglesas. Los apelativos hiperb¨®licos para unas y otras copan los titulares, los comentarios de radio y los programas de televisi¨®n, y nos ocultan las verdaderas razones de los que pas¨® en el campo y, sobre todo, por qu¨¦. En el relato dominante se imponen los argumentos m¨¢s sangu¨ªneos: la garra, la fuerza del grupo, el car¨¢cter sobre el campo de determinadas luchadoras (en su d¨ªa a eso se le llam¨® furia espa?ola), el crecerse ante la adversidad y tantas otras razones, todos ellas importantes en una final para la historia.
Sin embargo, hace un a?o la selecci¨®n femenina absoluta se desangraba por el conflicto de Las Quince, la peor crisis que se recuerda. Un a?o despu¨¦s somos campeonas del mundo y nuestra federaci¨®n es, tras la inglesa, la segunda del mundo por ingresos. Por t¨ªtulos recientes de nuestras selecciones, la primera ?Qu¨¦ ha sucedido? Muy sencillo. El trabajo de la federaci¨®n, de tantos y tantos clubes femeninos cuya labor est¨¢ sin reconocer y de los estamentos implicados ha permitido no s¨®lo mantener en pie el edificio cuando este se tambaleaba sino incluso alcanzar el nivel de juego y eficiencia que se vio en S¨ªdney contra la gran Inglaterra.
Aqu¨ª no estamos hablando de heroicidades ni de gestas m¨¢s propias de series de dragones y vikingos. Hablamos de planes de trabajo, profesionales empoderados, dedicaci¨®n al f¨²tbol base y dotaci¨®n de medios. En definitiva, creer en algo. Es probable que hoy, con el ruido las celebraciones, no se destaque el trabajo que lleva desarrollando la federaci¨®n desde hace a?os (Luis Rubiales lleg¨® a la presidencia en mayo de 2018), o el entusiasmo de muchos clubes, grandes y peque?os, desde el Bar?a al Olympia madrile?o, y la labor sorda de los sindicatos de futbolistas, por no olvidar a las familias, imprescindibles por su apoyo y cuidados.
Es justo recordar, pues, que en 2017 la RFEF dedicaba al f¨²tbol femenino tres millones de euros. Esa cifra se ha multiplicado por nueve hasta los 27 millones actuales. Despu¨¦s de EE UU, la delegaci¨®n espa?ola en el Mundial ha sido la segunda m¨¢s numerosa (93 EE UU, 65 Espa?a). Con la selecci¨®n absoluta viajan m¨¦dicos, fisios, nutricionistas, encargados de la seguridad, equipos de comunicaci¨®n, directivos federativos y representantes institucionales, encargados de los desplazamientos, profesionales de marketing¡ Es decir, el mismo apoyo que acompa?a a la selecci¨®n absoluta masculina. Es dif¨ªcil encontrar otro combinado femenino en el mundo con semejante staff.
Antes de 2018, del f¨²tbol femenino se encargaba una persona en la federaci¨®n y estaba diluido en secciones inferiores y f¨²tbol juvenil. Ahora existe el Departamento del F¨²tbol Femenino, dirigido por Ana ?lvarez Mesas y un equipo de siete personas. Se ha creado tambi¨¦n el Observatorio de la Igualdad, dirigido tambi¨¦n por una mujer, Elvira Andr¨¦s, vicepresidenta de la RFEF. La espa?ola es la federaci¨®n con m¨¢s selecciones femeninas del mundo (seis). En 2017 no exist¨ªan ni la Sub-15 ni la Sub-23. En 2022, la Sub-20 y la Sub-17 se proclamaron campeonas del mundo.
En este tiempo, las jugadoras han visto mejoradas sus dietas y sus primas (cobran porcentualmente en funci¨®n de los ingresos, como los hombres). En el periodo de 2018 a 2023 las internacionales han empezado a cobrar derechos de imagen por acudir a la selecci¨®n.
La RFEF ha facilitado el viaje de familiares al Mundial de Australia y Nueva Zelanda con ayudas de 15.000 euros a cada jugadora. El Plan de Conciliaci¨®n que Rubiales firm¨® con las capitanas tres meses antes del Mundial ha permitido que jugadoras como Irene Paredes o Ivana Andr¨¦s hayan acudido con sus hijos y sus parejas.
Existe ya un fondo fin de carrera, llamado Futura, para todas las jugadoras de las tres primeras categor¨ªas de f¨²tbol y la primera categor¨ªa de f¨²tbol sala. Se dignifica as¨ª el retiro y se ayuda a que las j¨®venes apuesten por el f¨²tbol como medio de vida. Las extranjeras podr¨¢n acceder al programa cuando lleven m¨¢s de tres a?os en nuestro f¨²tbol; las nacionales, el primer a?o.
Todo esto se ha hecho sin subvenciones del Estado, generando recursos y emple¨¢ndolos, y creyendo en el f¨²tbol femenino. Celebremos pues el golazo de Olga Carmona, la clase de Aitana Bonmat¨ª y la furia de Salma Paralluelo. Pero no olvidemos a los que desde despachos, vestuarios, consultas y otros puestos de trabajo mantienen y engrandecen nuestro f¨²tbol femenino. Los que tuvimos la fortuna de asistir al Espa?a-Inglaterra los vimos trabajar. Estaban all¨ª, locos de alegr¨ªa. Ellos tambi¨¦n metieron el gol de Olga Carmona para ganar la soberbia e hist¨®rica final de S¨ªdney.