Camavinga, el chico de oro
Esta vez al Madrid no le bast¨® el f¨ªsico para doblegar al Atl¨¦tico, como sucedi¨® en Arabia. La derrota en Copa llega en un momento euf¨®rico para el equipo de Ancelotti, que como el t¨¦cnico estaba en una nube. Un frenazo en seco que no debe servir m¨¢s que para tomar un nuevo impulso de cara a las dos competiciones grandes, la Liga y la Champions. No se trata de repartir culpas, fue un partido vibrante de principio a fin. Bellingham volvi¨® a ser el faro del equipo, quiz¨¢ su mejor partido desde que lleg¨® al Madrid. El ingl¨¦s va a mejor en la influencia que tiene en el juego, algo que parec¨ªa imposible, aunque no encuentre porter¨ªa desde el 17 de diciembre.
Es una pena tambi¨¦n que la derrota deje en un segundo plano la irrupci¨®n de Camavinga. Hizo uno de esos partidos que cambian el signo de una temporada para un jugador que se debate entre la titularidad y la suplencia. Y m¨¢s despu¨¦s de la bochornosa actitud de Tchouameni en la pr¨®rroga. A Camavinga, que a¨²n sale de una importante lesi¨®n de rodilla, le aguantaron las piernas hasta el minuto 105. Un prodigio f¨ªsico y de exuberancia en el juego cuando actu¨® en la media, en el puesto del cinco, sin fallos, robando una y otra vez, pero tambi¨¦n jugando en el lateral zurdo, donde sigui¨® siendo de los mejores del equipo. Pocos futbolistas pueden ser tan solventes a la vez en dos posiciones tan diferentes y en un partido tan complicado. Se ha ganado el derecho a contar m¨¢s en los encuentros de m¨¢s escaparate.
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