Buster Keaton en el Bernab¨¦u
Escribir una columna cuando el partido acaba a las once menos cinco y la edici¨®n del AS cierra a las once tiene sus inconvenientes. Sobre todo si es un Cl¨¢sico. A eso s¨²menle que en el descanso iban cero a cero, que en un segundo, en un c¨®rner, en una falta o en un contragolpe, puedes pasar de escribir de una victoria a una derrota, y eso no se soluciona en el ¨²ltimo p¨¢rrafo, que adem¨¢s no lo va a leer ni Dios. Por eso fui adelantando trabajo y me fij¨¦ en la cara del ¨¢rbitro. Ya s¨¦ que no est¨¢ bien, pero es una man¨ªa que tengo. Se parec¨ªa a Buster Keaton. Me lo imagin¨¦ en un remake del Maquinista General, metiendo toda la madera que pod¨ªa en la caldera sin enterarse de que los malos se dedicaban a retorcer todos los tobillos de los buenos, desde Raphinha a Pedri.
Y lleg¨® la segunda parte, y Lewandowski tambi¨¦n se me parec¨ªa a Buster Keaton, que al final sali¨® victorioso en la pel¨ªcula. Tambi¨¦n I?aki Pe?a ten¨ªa sus mismos rasgos faciales, cara alargada y de palo. A esas alturas ya hasta Raphinha y Lamine Yamal se parec¨ªan a Buster Keaton. En la previa de la Champions contra el Bayern de M¨²nich del pasado mi¨¦rcoles record¨¦ el 0-5 de la temporada 73-74. Estuvimos a punto de que este BB, el Baby Bar?a, pusiese esa pica en el Bernab¨¦u. Solo falt¨® que el Maquinista de la General prolongase algo m¨¢s de tiempo para rememorar aquel domingo televisado. Pero seamos deportivos. Un 0-4 es para celebrarlo. Desde la m¨¢s estricta neutralidad.