Ya vienen los Reyes Magos¡
Hoy nos ha despertado la magia, la ilusi¨®n y la inocencia que, como cada a?o, el d¨ªa de Reyes, inunda nuestras casas.
La cara de los m¨¢s peque?os es pura alegr¨ªa nos trasladan por un instante a nuestra infancia, cuando fuimos ni?os, con m¨¢s o menos regalos, pero felices.
Esa inocencia que todos guardamos en frasquitos peque?os de realidad y que deber¨ªamos abrir de vez en cuando sumada a la ilusi¨®n, es fundamental poner un poquito en nuestro d¨ªa a d¨ªa.
Por suerte, cuando salimos al campo, ese botecito se abre y, nuestros sentidos, se inundan de magia. Porque el campo, se?ores, es vida. Esa vida que, de peque?os, respir¨¢bamos afortunados en un d¨ªa m¨¢gico con hoy.
Acabamos de estrenar a?o nuevo y mes. Enero es un mes en el que el fr¨ªo empieza a hacer fuerza. Dos a?os atr¨¢s ya (como pasa el tiempo), nos visitaba la prima Filomena, cubriendo con un grueso manto blanco, nuestros pueblos, campos y ciudades. A los que tenemos el privilegio de poder salir al campo, debemos tener en cuenta que en el mundo de la caza existen los llamados ¡°d¨ªas de fortuna¡± en los que, por circunstancias excepcionales como incendios, epizootias (enfermedades que atacan simult¨¢neamente a varias especies), nieblas densas, inundaciones o nieve entre otras, las capacidades de defensa de las especies cineg¨¦ticas se ven mermadas.
En este caso, estar¨ªa prohibida la caza. Lo que justifica los d¨ªas de fortuna es, en definitiva, la limitaci¨®n de la capacidad de defensa de las piezas de caza. En concreto, no son d¨ªas de fortuna los de niebla, los de nevadas, cuando ¨¦sta cubra el suelo de forma continuada, ni la oscuridad de las noches, por supuesto.
Desde el siglo XVI las leyes prohib¨ªan cazar en d¨ªas de fortuna, prohibici¨®n que ni mucho menos, se respet¨®. Pero antes, los d¨ªas de fortuna y nieve eran los mejores para cazar y a ello se dedicaban con deleite los cazadores de aquella ¨¦poca.
Esto afecta a todas las especies cineg¨¦ticas sin excepci¨®n. Si bien, en el caso de la nieve -que no es d¨ªa de fortuna, seg¨²n las leyes-, hay que recordar la excepci¨®n de la caza en alta monta?a y la de ciertas especies migratorias.
Siempre se ha dicho, que enero es el mes es ideal para montear: las reses derrochan instinto, los perros est¨¢n en plena forma y el montero ya ha cogido su sitio a la sierra. Pero cabe recordar cuando no est¨¢ permitida la caza:
1.- Prohibido cazar en d¨ªas de nieve, cuando ¨¦sta cubra de forma continua el suelo o cuando por causa de la misma queden reducidas las posibilidades de defensa de las piezas de caza.
2.- Alta monta?a: Con presencia de nieve cubriendo el suelo de forma continua, se autoriza exclusivamente la caza mayor en las modalidades de monter¨ªa, gancho y batida y rececho de cabra cuando la capa de nieve no sea superior a 15cm.
As¨ª pues, y cumpliendo con la normativa si opt¨¢is por echaros al monte en estos d¨ªas, recordad que una cosa es disfrutar monteando, y otra bien distinta es pasar penalidades en la sierra, y con un riesgo a?adido.
Sencillamente, porque nuestro organismo no est¨¢ acostumbrado a soportar sin ninguna protecci¨®n temperaturas muy bajas como las que marca el term¨®metro estos d¨ªas.
La pr¨¢ctica de esta actividad cineg¨¦tica, nos obliga a los monteros a permanecer varias horas sin apenas movernos del puesto desde su comienzo, hasta que la cacer¨ªa llega a su fin.
Antes de salir de casa es preciso tomar las precauciones necesarias para aguantar una jornada en un medio desacostumbrado y hostil: cuiden la alimentaci¨®n, la ropa mejor que sobre, y llevar buen calzado.
Mi consejo es que durante esta ¨¦poca del a?o salgan siempre bien guarnecidos al campo, sin fiarse jam¨¢s de aquellos d¨ªas de enero en los que el sol inunda de luz los valles y los portillos m¨¢s altos: ?Cuidao! De que nos toque en el sorteo un puesto de solana a otro en una umbr¨ªa, la diferencia de temperatura puede ser abismal.
No exagero si les digo que de un puesto al solano en el que el term¨®metro al mediod¨ªa llegue a marcar entre 10 o 12?C, y otro en umbr¨ªa que puede estar perfectamente a unos 5?C, oscilaciones muy frecuentes, la diferencia entre una y otra postura ser¨ªa de unos 15? a 18?C.
Y no digamos nada si adem¨¢s el viento es norte y racheado, en estos casos la sensaci¨®n t¨¦rmica de fr¨ªo aumenta de manera exponencial la sensaci¨®n. Ojo con esos d¨ªas, en los que aparte de las g¨¦lidas temperaturas el viento sopla con fuerza.
O los d¨ªas despejados, en los que el sol inunda de luminosidad y no se ve ninguna nube en el horizonte, si la escarcha alfombra el suelo y el viento arrecia, sin duda, son los m¨¢s fr¨ªos.
Muchas veces no le damos la importancia que tiene la exposici¨®n continuada a las bajas temperaturas sin llevar la protecci¨®n adecuada y no debiera ser as¨ª. En ocasiones es por simple descuido y en otras por no querer ir al puesto con exceso de ropa, s¨®lo pensando que las prendas puedan molestarnos a la hora de disparar ante la dificultad que entra?a encarar el arma y apretar el gatillo con los guantes puestos.
Pues no, jam¨¢s vayan desabrigados al puesto durante los meses de invierno, es preferible fallar una res que jugar con la posibilidad de poder sufrir congelaci¨®n en alguno de nuestros miembros.
Y, por ¨²ltimo, procure desayunar caliente y abundante antes de empezar a cazar, y olvide el alcohol, pues aparte de no aportar calor¨ªas es un vasodilatador que lo ¨²nico que produce es una p¨¦rdida de calor.
?Feliz d¨ªa de Reyes, salud y buena caza!
Nota: #MisGanasGanan (D.E.P.)