Contando d¨ªas y palomas
Las temperaturas no nos est¨¢n dando margen de reacci¨®n y nuestros campos, a falta de agua y sobrados de fuegos, est¨¢n agonizando lentamente.
El calor es el protagonista indiscutible de este verano o por lo menos, junto a la temida inflaci¨®n, son el centro de toda conversaci¨®n en cualquier chiringuito de nuestra geograf¨ªa. Las temperaturas no nos est¨¢n dando margen de reacci¨®n y nuestros campos, a falta de agua y sobrados de fuegos, est¨¢n agonizando lentamente.
Los amantes del campo y su conservaci¨®n tenemos el coraz¨®n quebrantado, pues sabemos que, en muchos de los casos, esos incendios forestales son provocados y, en otros, se pod¨ªan haber evitado. No me cansar¨¦ de proclamar que los incendios se apagan en invierno.
Con el term¨®metro a 40?C, el mejor momento de salir al campo es a ¨²ltima hora de la tarde cuando, fresquitos y aprovisionados de agua los que no podemos pasar sin sentir los susurros del campo, salimos de casa con la sonrisa puesta.
Ahora bien, los que no fallan ni un solo d¨ªa son nuestros compa?eros que, con binoculares en mano, no dejan de mirar al cielo. Y es que, apenas faltan ocho d¨ªas para que los apasionados a la paloma torcaz puedan curar su fiebre azul.
Hablo de los cazadores que esperan con ilusi¨®n durante meses a preparar sus puestos para la paloma torcaz como un ni?o espera jubiloso la noche de Reyes. ¡°Locos¡± apasionados buscando los pasos de torcaces, y contando la densidad en cada uno de ellos de tan ansiada ave. Todo un mundo que suscita pasi¨®n y, aunque sea dif¨ªcil de creer, con unas normas y rutinas muy exigentes.
Esta caza no est¨¢ exenta de pol¨¦mica, como no pod¨ªa ser de otra manera, ya que son muchos los que apuestan por censurar o prohibir los comederos para las palomas y otros que critican est¨¢ actitud afirmando que roban los pasos naturales de las aves o cortan la entrada a otros cotos.
Libre de toda opini¨®n, s¨ª queda destacar la diversidad de puestos que se elaboran, desde naturales, aprovechando la cobertura de alg¨²n olivo, a esos puestos que se levantan en las l¨ªneas de escopetas con pal¨¦s mimetizados o bien con ca?as, telas o cualquier elemento que consiga enga?ar a las torcaces, que no es tarea f¨¢cil.
En el sur de Madrid, que es donde m¨¢s he disfrutado de la media veda, mis amigos ¡°palomeros¡± son de los que preparan sus puestos con pal¨¦s. Ahora bien, lo hacen como si de un ritual casi sagrado se tratase. Primero, les observas colocar cada puesto con muchos d¨ªas de antelaci¨®n con el fin de que las palomas se acostumbren a verlo todos los d¨ªas. Segundo, y no menos importante: ¡°la ca?a a la altura de la boca que, si no te ven¡±, ¡°pero pon paja abajo para que no se vea la madre¡± ... Si contin¨²o necesitar¨ªa diez viernes para recoger todas las discusiones que tienen al respecto.
Pero lo mejor de todo ello es que los enfermos de la ¡°fiebre azul¡± ya cazan todos los d¨ªas antes de disparar el primer cartucho. Esta modalidad cineg¨¦tica requiere, en primer lugar, de un gran conocimiento del territorio, pues nos encontramos ante un ave de costumbres muy marcadas y que elige ¨²nicamente zonas con unas caracter¨ªsticas concretas.
Dentro de los factores que dependen exclusivamente del cazador, el m¨¢s importante es el conocimiento del cazadero. Por ello conviene hacer un examen previo del terreno de caza y elegir bien los pasos naturales. Lo que se traduce en horas y horas en el campo.
La sinergia entre todos los cazadores para colocar cada puesto con sumo cuidado de no cortarse la entrada y permitir que todos puedan tirar; el tiempo de ir a cenar y comerse unas chuletas de lechal y, sobre todo, el p¨¢nico que les entra la ¨²ltima semana mirando al cielo y consultando a cada minuto las previsiones meteorol¨®gicas, no sea que venga una tormenta y les cambie el paso. Todo esto es algo que, cuando descubr¨ª su pasi¨®n, me llam¨® especialmente mi atenci¨®n. No exagero, pues comprob¨¦ que una tormenta te deja sin media veda.
Y es que el mundo de la caza de la paloma torcaz da para escribir largo y tendido, y m¨¢s si tuvi¨¦ramos que recoger cada una de las ¡°chaladuras¡± de aquellos que aman con locura esta modalidad de caza.
Ahora s¨®lo puedo seguir contando los d¨ªas y las palomas ¡ªuna semana queda para la apertura¡ª simplemente para o¨ªr antes de que despunte el sol: ¡°El trabajo ya est¨¢ hecho, ahora solo queda disfrutar. Suerte, compa?ero¡±.
Nota: No quiero ver ni una vaina en el campo.
?Buen fin de semana!