El Atl¨¦tico consagra la ¡®Pax Cholista¡¯
Esta larga y alargada estad¨ªa de Simeone es una excepci¨®n en tiempos en que hasta han desaparecido los sempiternos ¡®m¨¢nagers¡¯ ingleses.
¡°Lo hemos probado todo menos la paciencia¡±, me dijo hace bastantes a?os Miguel ?ngel Gil, cuando el Atl¨¦tico lo presid¨ªa su padre con estilo volc¨¢nico. En un solo curso pasaron seis entrenadores: Jair Pereira, Cacho Heredia, Emilio Cruz, Jos¨¦ Luis Romero, Santos Ovejero y Jorge D¡¯Alessandro. Otras temporadas estuvo cerca. Su primer proyecto lo deposit¨® en Menotti, el segundo y el tercero, en Maguregui y Clemente, en las ant¨ªpodas de aquel. Ninguno de los tres concluy¨® la temporada, por supuesto. En la de Menotti hubo dos t¨¦cnicos m¨¢s, en la de Maguregui tres m¨¢s, en la de Clemente, de nuevo tres. Aquello era vertiginoso, a?o tras a?o se quemaban nombres m¨¢s o menos fugaces, desde viejos manes de la tribu (Ufarte, Peir¨®, Ovejero, Cacho Heredia, Luis¡), a tipos de prestigio tra¨ªdos de Inglaterra, Argentina, Brasil, Colombia o Italia, a meritorios espa?oles sin curr¨ªculum. Nada le serv¨ªa.
As¨ª que esta larga y alargada estad¨ªa del Cholo, una excepci¨®n en tiempos en que hasta han desaparecido los otrora sempiternos m¨¢nagers ingleses, es a¨²n m¨¢s excepcional en un club cuya esencia siempre tuvimos por inestable.
Su llegada fue una aparici¨®n feliz. Por entonces no era raro que las preferencias de Enrique Cerezo o Miguel ?ngel Gil por tal o cual entrenador o tales o cuales jugadores crearan tensiones. Con Cholo se acab¨®. Blind¨® el vestuario y desde un Atl¨¦tico a¨²n convaleciente del descenso construy¨® un equipo de buenas prestaciones. Con un estilo, digamos, sider¨²rgico, que hac¨ªa torcer el morro a aficionados que a?oraban a Peir¨® y Collar, o a Leivinha y G¨¢rate, pero que se dio por bueno para salir de donde estaban y por lo que represent¨® de filosof¨ªa del trabajo. Partido a partido, dijo, y lleg¨® a convertirse en un referente social.
Hasta que cundi¨® cierto hartazgo de ese estilo, empez¨® a pedirse algo m¨¢s y se produjo una divisi¨®n. Lleg¨® tambi¨¦n el d¨ªa en que el Cholo pareci¨® desfallecer, tras la derrota en Mil¨¢n, e insinu¨® una retirada, trance del que sali¨® con m¨¢s poder y m¨¢s dinero. Tambi¨¦n lleg¨® el momento en que el que pareci¨® desfallecer fue Miguel ?ngel Gil con su nota sobre el caso Jo?o F¨¦lix, en la que mostraba su desencanto por la forma en que Simeone hab¨ªa manejado esa inversi¨®n del club. Coincidi¨® con una mala racha del equipo. Pero en el cambio de a?o se produjo una especie de ¡®limpia de corrales¡¯: salieron Jo?o F¨¦lix, Felipe, Cunha y Lodi, cuatro lusoparlantes, y el equipo se vino arriba.
Jo?o F¨¦lix pinch¨® en el Chelsea. Este curso ha ido al Bar?a, empez¨® bien, pero tampoco rompe. Sin embargo, s¨ª ha roto el Atl¨¦tico, que est¨¢ jugando su mejor f¨²tbol desde que lleg¨® el Cholo. No es aquel equipo cori¨¢ceo de God¨ªn, Miranda, Gabi y dem¨¢s, pero hace un juego de gran belleza, marca goles y obtiene resultados. Con Griezmann al frente, perdonado por el Cholo antes que por la afici¨®n.
Se ha instalado una ¡®Pax Cholista¡¯ corroborada en esta pr¨®rroga de contrato en la que ¨¦l, consciente de los aprietos del club, concede rebajar sus descomunales 16,5 millones limpios por a?o, a los algo menos descomunales 12 millones. Un dinero que al Atl¨¦tico no le duele, porque ¨¦l es la base sobre la que ha crecido como club, ha construido un gran estadio y se ha instalado en la aristocracia del f¨²tbol europeo. El contrato hasta junio de 2027 supondr¨¢ su permanencia en el cargo durante 15 temporadas si es que lo cumple, y no hay por qu¨¦ suponer que no. M¨¢s all¨¢ incluso del r¨¦cord de Miguel Mu?oz (trece y media) en el estabilizad¨ªsimo Real Madrid de los a?os crepusculares de Santiago Bernab¨¦u.