Aquella Espa?a de 1982, una selecci車n entre la furia y la ambici車n
Este Mundial que vuelve a casa en 2030 nos evoca a los que pudimos vivir el de principios de los ochenta. En muchas cosas dej車 buen recuerdo, pero en el desempe?o deportivo, dimos el cante.
Nuestro f迆tbol hab赤a vivido tiempos mejores. Se acababa de terminar, con desilusi車n, la larga 谷poca de Kubala como seleccionador, once a?os y 67 partidos. Kubala lleg車 con un aire optimista (※Chicos bien, moral 車ptima§) y gan車 batallas, pero perdi車 todas las guerras. Ahora ven赤amos de estrellarnos en la fase de grupos en la Eurocopa de Italia 80, con un empate y dos derrotas. Todav赤a se hablaba de &la furia espa?ola*, un remoquete que se trajo la primera Selecci車n de Amberes, all芍 por 1920, y que lastr車 su historia posterior por decenios.
Nuestro f迆tbol no daba mucho de s赤 en ese tiempo. Era frecuente que alg迆n jueves del a?o la prensa deportiva titulara ※Mi谷rcoles negro§, por la eliminaci車n simult芍nea de varios de nuestros representantes en Europa. Hubo excepciones, como dos Recopas del Bar?a y una del Valencia, o la final de Copa de Europa del Madrid 1981, pero el tono general era flojo. El Real Madrid, nuestra habitual bandera europea antes y despu谷s de ese periodo, se llevaba unas goleadas de esc芍ndalo cada vez que iba a Alemania. En Espa?a mandaba la Real, bien agrupada alrededor de Arconada, un coloso de la porter赤a cuyo jersey de Adidas ped赤an por entonces todos los ni?os espa?oles el d赤a de Reyes, y se desplegaba sabiamente al contraataque con tres perlas, Zamora, L車pez Ufarte y Satr迆stegui. Eran tambi谷n a?os buenos del Sporting.
Tras ese pinchazo en la Eurocopa 1980, Pablo Porta eligi車 a Jos谷 Emilio Santamar赤a como seleccionador. Nacido en Uruguay, hijo de gallegos, form車 parte del Madrid m芍s glorioso como defensa central. Retirado, se hizo entrenador. Con el Espanyol roz車 el t赤tulo de Liga y luego llev車 decentemente las categor赤as inferiores de la Selecci車n. Su nombramiento pareci車 l車gico.
Y no se puede decir que no se preparara el Mundial. Como no hab赤a que pasar eliminatoria alguna, se organiz車 un amplio plan de amistosos que incluy車 una gira por Iberoam谷rica en el verano de 1981. En dos temporadas jugamos 19 partidos con una victoria muy sonada, la primera de nuestra historia en Wembley. M芍s jubilosa si cabe porque ese mismo d赤a Quini fue liberado de manos de sus secuestradores. En total, fueron nueve victorias, seis empates y cuatro derrotas. Como muchos partidos se jugaron fuera y en general los resultados fueron a mejor, la sensaci車n no era mala.
El sorteo nos proporcion車 un grupo que no daba miedo: Honduras, Yugoslavia e Irlanda del Norte. Sin embargo, algo no iba bien. Santamar赤a, que nunca fue hombre dicharachero pero s赤 muy educado, mud車 en tipo hosco, desconfiado y antip芍tico.
La lista no tuvo demasiadas cr赤ticas: seis de la Real, cinco del Madrid, cuatro del Bar?a, tres del Sporting, dos del Valencia, uno del Athletic y otro del Betis. Levant車 cierto debate la exclusi車n del 迆nico representante del Atl谷tico, Quique Ramos, incluido en una primera lista de 23 pero apartado porque s車lo se aceptaban 22 y Santamar赤a escogi車 llevar tres porteros y un jugador de campo menos. El doctor Guill谷n, de la Federaci車n, dijo que estaba lesionado, cosa que neg車 el m谷dico del Atl谷tico, doctor Ib芍?ez.
La gran sombra era la rivalidad en carne viva entre la Real y el Madrid. No hab赤a dudas sobre Arconada, pero muchas en el caso de Santillana y Satr迆stegui, competencia por el 9 en la que terciaba el sportinguista Quini. En San Sebasti芍n se detestaba a Juanito, y en Madrid, y no s車lo ah赤, se miraba con lupa si los de la Real dejaban o no visible el dobladillo de la media, con los colores de Espa?a. Eran a?os duros de ETA (en 1980 asesin車 a 96 personas, su r谷cord), parte de la afici車n desconfiaba de algunos jugadores de la Real, bien por falta de convicci車n, bien por sentir el peso de la amenaza, y eso emponzo?aba el ambiente. Aquello quiz芍 fuera causa 迆ltima del malhumor de Santamar赤a.
Hubo concentraci車n en dos fases: primero en los Pirineos, para oxigenar, y luego en El Saler. Siempre se desprendi車 un aire de cierto hast赤o o mala convivencia. Nada estrepitoso, pero se mascaba en el ambiente. Aunque ETA dio una tregua durante el Mundial, no la anunci車, y los jugadores vivieron rodeados de guardias antiterroristas armados.
El debut, el 16 de junio, fue ante Honduras, y Santamar赤a sac車 a los numerados del 1 al 11 en la lista entregada a la FIFA con antelaci車n, dando impresi車n de ideas muy firmes. Pero forzaba la posici車n de Camacho: como ten赤a dos excelentes laterales izquierdos, Gordillo y 谷l, coloc車 al madridista a la derecha, donde se desenvolvi車 mal.
Espa?a jug車 agarrotada, muy por debajo del valor de sus jugadores y se adelant車 Honduras, en el 7∩. En el 66∩ hay un penalti a Saura, uno de esos que se le pitan al de casa y no al de fuera. Lo transforma L車pez Ufarte. Se supone que ahora Espa?a mejorar芍, pero nada de eso. Al final, 1-1 y mala sensaci車n.
Los d赤as entre partido y partido son tremendos. Que si Satr迆stegui, que si Juanito, que si las medias, que si por qu谷 Camacho en la derecha, que si este no se la da al otro y si se la da no se la devuelve, que por qu谷 no sale aqu谷l#
El 20, la afici車n valenciana, lo mejor de la noche de Honduras, renueva su presencia entusiasta en el Luis Casanova. Toca Yugoslavia, que viene de un 0-0 ante Irlanda del Norte. En el 10∩ se adelanta con gol de Gudelj y muy pronto, en el 14∩, nos socorre el 芍rbitro dan谷s Lund-Sorensen con un penalti por derribo a Perico Alonso un metro fuera del 芍rea. Lo lanza L車pez Ufarte fuera, pero Lund-Sorensen lo hace repetir porque el meta se ha movido, un rigor que entonces no se usaba. Cuando L車pez Ufarte va a repetir, Juanito le quita el bal車n de las manos, lo lanza, y marca el 1-1. Queda una sensaci車n ominosa. Espa?a sigue jugando mal, pero marca Saura en un c車rner. Espa?a gana, aunque sin juego. De sus tres goles, dos han sido de penalti, uno casero, el otro inexistente. Saura ha sido el hombre providencial dos veces saliendo del banquillo y Valencia lo reclama como titular; en San Sebasti芍n se critica el gesto de Juanito, en Madrid se dice que Satr迆stegui cierra el paso a Santillana, Gij車n reivindica a Quini# Espa?a es un gallinero.
Toca cerrar el 25 con Irlanda del Norte, que llega con dos empates. La afici車n intenta ver la botella medio llena: estamos clasificados aun perdiendo por un gol de diferencia, pues la v赤spera Yugoslavia ha ganado a Honduras (1-0). Pero Espa?a vuelve a jugar fatal y pierde 1-0. El gol llega en un mal rechace de Arconada y eso renueva discusiones asfixiantes sobre las medias. No se pon赤a las de la Selecci車n, jugaba siempre con blancas. Tambi谷n lo hac赤a con la Real, por c芍bala, incluso cuando 谷sta se pon赤a medias azules para jugar contra equipos de blanco.
Pasar como segundos nos lleva a jugar la segunda liguilla, de tres, contra dos campeones de grupo, la RFA e Inglaterra. No es lo previsto, ganar nuestro grupo nos hubiera llevado a jugar contra dos subcampeones, Austria y Francia, pero# Perdimos con Alemania y empatamos con Inglaterra, esto 迆ltimo cuando ya est芍bamos eliminados. Demasiado lejos hab赤amos llegado.
Con el tiempo he hablado con bastantes protagonistas de aquello. La idea de que los vascos jugaron mal por amenazas de ETA no la sostiene nadie, pero todos vivieron inc車modos bajo la amenaza terrorista, rodeados de metralletas. En los d赤as libres eran acompa?ados por vigilancia policial cuando iban a casa, y no s車lo los vascos. Si alguno se desplazaba ten赤a que avisar en el cuartelillo de la Guardia Civil. Por otra parte, es idea com迆n que la preparaci車n f赤sica no fue buena. Demasiada carga de trabajo les produjo un agarrotamiento, no se sintieron veloces y la p谷rdida de confianza fue a m芍s.
El Corte Ingl谷s hab赤a establecido un premio para el mejor espa?ol de la competici車n. Lo ten赤an que votar periodistas. S車lo Gordillo tuvo votos, cinco, todos de Sevilla. Se decidi車 declararlo desierto.
Eran a?os de confusi車n en nuestro f迆tbol, que a迆n hablaba de furia mientras para cada afici車n el favorito era el habilidoso o el inteligente. Y tampoco ten赤a mucho calor la Selecci車n: los aficionados de los equipos grandes eran mucho antes hinchas de 谷l que del nacional, al que ve赤an seg迆n jugaran y triunfaran m芍s o menos de los suyos. Santamar赤a, por su parte, no acert車. Su Selecci車n result車 un perro de mil leches, sin armon赤a. Los piques entre las dos minor赤as mayoritarias, la Real y el Madrid, afectaron. Santamar赤a se esfum車. Durante muchos a?os estuvo ilocalizable, aquel Mundial cambi車 su vida. Hoy es un nonagenario saludable que hace tiempo que recobr車 la paz y se deja ver, pero nunca volvi車 a entrenar.
Poco despu谷s apareci車 La Quinta del Buitre, con sus cinco ligas consecutivas y sus dos Uefas, y de inmediato el Dream Team de Cruyff, con otras cuatro ligas y una Champions. Ah赤 empez車 el despegue de nuestro f迆tbol, enterrando la furia, encamin芍ndose a un juego de buen pie y protagonismo ofensivo. Pero el Mundial 1982 nos pill車 en fase de confusi車n, y mal avenidos.