Aquel viejo reglamento olvidado...
Tiempo atr¨¢s se le ten¨ªa m¨¢s cari?o a las reglas en el f¨²tbol, casi devoci¨®n, pero ahora cambian cada poco.
En las acaballas del Rennes-Villarreal (minuto ciento y pico) se produjo una jugada rara con gol local que hubiera significado el 3-3. El turco Atilla Karaoglan lo concedi¨®, pero el italiano Massimiliano Irrati, desde el VAR, le avis¨® de su error, y aquel anul¨® el tanto. As¨ª que el Villarreal gan¨® 2-3 y regres¨® tan ricamente, primero de grupo y clasificado directamente para octavos. Esta vez, un punto a favor del VAR.
La cuesti¨®n fue: el rennais Le F¨¦e lanz¨® un golpe franco directo, el bal¨®n rebot¨® en el larguero y sin que nadie lo tocara regres¨® a ¨¦l mismo, que inici¨® jugada de ataque con gol final de Avignon. El error del ¨¢rbitro nace, me hizo notar Iturralde, de su mala colocaci¨®n. En lugar de estar hacia un costado, con buena visi¨®n, estaba muy centrado, seg¨²n la tonta consigna reciente de abandonar la vieja diagonal, as¨ª que ve¨ªa la barrera pero no al lanzador. Por eso no se percat¨® de que el que recog¨ªa el rebote era el mismo que lanz¨® la falta. El del VAR s¨ª, pues ten¨ªa la panor¨¢mica. El quid de la cuesti¨®n es que el que pone la pelota al juego en una falta, penalti, saque de banda, c¨®rner, o saque de puerta no puede volver a tocarlo hasta que lo haya hecho alg¨²n compa?ero o rival. Pasa a veces en penaltis, nunca lo vi en un golpe franco, pero el principio es el mismo, y m¨¢s viejo que el hilo negro.
Si traigo esto a colaci¨®n es porque me ha extra?ado la reacci¨®n de muchos amigos y colegas ante el hecho, que da idea de un largo despiste respecto al Reglamento. Algo que, como todo, tiene sus causas. Tiempo atr¨¢s se le ten¨ªa m¨¢s cari?o, casi devoci¨®n. Cada poco sal¨ªa una nueva edici¨®n del Reglamento Comentado de Pedro Escart¨ªn, ¨¢rbitro en la preguerra, luego comentarista y divulgador. Era una especie de misal para los aficionados. Nos gustaba interpelarnos a unos a otros, discutir jugadas, y si las espadas quedaban en alto el d¨ªa siguiente alguien aparec¨ªa con el libro para zanjar la cuesti¨®n. Formaba parte de la afici¨®n de f¨²tbol.
Y era f¨¢cil si se ligaba todo a una l¨®gica natural, desarrollada a partir de la norma-ra¨ªz: no se pueden usar las manos. A partir de eso, unas faltas graves, sancionables con libre directo, unas leves, con libre indirecto, el fuera de juego, muy entendible si se capta su esencia (incurre en fuera de juego el que se sit¨²a por delante del bal¨®n excepto en¡ y ah¨ª entran las excepciones conocidas) y un principio de lealtad al juego y de obediencia al ¨¢rbitro. Eso, las medidas del campo, del bal¨®n, del tiempo y dem¨¢s, todo bien sintetizado en XIV Reglas de redacci¨®n sencilla, f¨¢cilmente traducibles a cualquier lengua y entendibles desde cualquier cultura. Porque era una ley natural.
Pero llevan tantos a?os ya toquete¨¢ndolo y chinch¨¢ndolo, metiendo y sacando cosas sin criterio y de forma absurda, que se le ha perdido el hilo. Y ya no hay un Reglamento Comentado de Pedro Escart¨ªn a mano, sino un ¨¢rbitro en cada medio de comunicaci¨®n, algunos sin la actualizaci¨®n necesaria ni verdadera conciencia del bien hacer. As¨ª que el aficionado se siente como el viejo recluta de la mili, abandonado a la triste realidad de que le mueve la orden arbitraria del suboficial de turno, que cambia de criterio como cambia de humor. ?C¨®mo coger cari?o a algo tan poco duradero como el reglamento actual, que ya no me decido ni a escribir con may¨²scula?
No quisiera pasar por un nost¨¢lgico abrazado a eso de que cualquier tiempo fue mejor. Siempre pens¨¦ que con el tiempo todo mejora menos la fruta. Por desgracia, ya son dos cosas las que empeoran, la fruta y las reglas del f¨²tbol. El que quiera puede consultarlas en la web de IFAB, est¨¢n en cuatro idiomas, entre ellos el nuestro. Pero no s¨¦ si merece la pena: las cambian cada poco. Y el de Escart¨ªn, que nos sab¨ªamos como el catecismo, nos lo ha echado a perder el vanidoso y entrometido David Elleray.