Bendita locura

La Copa mola mucho. En un partido que seguramente pondr¨ªa de los nervios a los puretas de la Escuela de Entrenadores, el Madrid y la Real hicieron un homenaje al f¨²tbol desatado, sin rigor t¨¢ctico, con un ida y vuelta permanente en direcci¨®n a ambas porter¨ªas, con goles maravillosos (como el de Endrick), dos en propia meta o regalos de los porteros (Lunin se comi¨® el de Oyarzabal y Remiro el de Tchouameni), con una roja perdonada a Olasagasti y un penalti al limbo pese a recibir Bellingham una bofetada en toda su ¡®face¡¯ de Remiro. En ese disparate esc¨¦nico, con el Bernab¨¦u pasando de pitar a su equipo tras el 1-3 a, en s¨®lo 60 segundos, ponerse de pie con la gran jugada de Vinicius que acab¨® con el golazo de Bellingham (supon¨ªa el 2-3 cuando ya todo parec¨ªa perdido). Como dice Antonio Romero en El Carrusel, el Madrid es el equipo m¨¢s divertido del mundo para narrar... y para ver. Siempre pasan cosas. Hay talento, ¨¦pica y mucho coraz¨®n. Y chapeau por la Real de Imanol, un equipo honorable que muri¨® de pie tras forzar una extra time incre¨ªble tras superar el mazazo del 3-3. Fue una monta?a rusa de emociones, un volc¨¢n de situaciones que dejaron al p¨²blico electrificado hasta el final. En medio del caos, el Madrid encuentra su br¨²jula con una firmeza que asombra. Una noche de Copa de las de antes, con un 4-4 que nos recuerda lo grande que es este deporte.

El efecto R¨¹diger. Con el partido enfurecido en una pr¨®rroga tremenda, era necesario que el desafortunado Alaba se fuese al banquillo (dos goles en propia meta es mucho infortunio) y que aportase ese punto de adrenalina y de excitante locura que acompa?a a Antonio en todo lo que hace. R¨¹diger es un central descomunal, pero aparte tiene ese gen que acompa?a a los grandes de la historia del Real Madrid. Su cabezazo tras el exquisito c¨®rner de G¨¹ler evit¨® otra taquic¨¢rdica tanda de penaltis.

33 a?os sin Juanito. En un d¨ªa como hoy de 1992 se subi¨® nuestro eterno Juanito a un coche, junto a su amigo Lolino, para desplazarse de M¨¦rida a Madrid para poder ver al equipo de sus amores. Juan entrenaba al d¨ªa siguiente al equipo extreme?o, pero su pasi¨®n por el Madrid le llevaba a hacer estas cosas alejadas del raciocinio y apegadas al coraz¨®n. Quer¨ªa ver a su Madrid en el partido de Copa de la UEFA ante el Torino (2-1, goles de Hagi y Fernando Hierro) y, de paso, saludar a su amigo Mart¨ªn V¨¢zquez, que jugaba con los italianos desde 1990. Cumpli¨® sus dos objetivos y regres¨® feliz y orgulloso a M¨¦rida hasta que unos troncos traicioneros nos arrebataron su cuerpo para siempre. Pero su alma blanca seguir¨¢ junto a nosotros hasta el fin de los d¨ªas. Y seguro que hoy, desde el cielo habr¨¢ vibrado con los cuatro goles del que fue, aparte de sus hijos, el gran amor de su vida. ?Illa, illa, illa, Juanito Maravilla!

Va por nuestra afici¨®n. Jugar otra final, el pr¨®ximo d¨ªa 26 en Sevilla, no es poca cosa. Valoremos lo logrado con perspectiva. Otro t¨ªtulo a la vuelta de la esquina con la remozada Cartuja de lujoso testigo. Este nuevo ¨¦xito del equipo de Ancelotti va por esa buena gente que siempre est¨¢ al lado del equipo, en las duras y en las maduras. Me acuerdo ahora de mi amigo ¡®Florenchino¡¯ (Xin Li es un madridista de bandera). Y va tambi¨¦n por los merengues de la Pe?a ¡®Los Rosales Blancos¡¯ de Zaragoza (Cuarte de Huerva), que en apenas tres meses han pasado de tener 54 socios... ?a 200! Y no me olvido de nuestro Rafa Nadal, m¨¢s vikingo que Santiago Bernab¨¦u. Se pas¨® por el santuario de La Castellana y disfrut¨® desde el palco, junto a su padre, con la clasificaci¨®n del equipo para una final m¨¢s. Se le ve¨ªa sufrir lo suyo, pero ya saben ustedes que no hay gloria sin sufrimiento. El apoyo de Rafa se nota, se siente. Mbapp¨¦s y Nadales...

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