Bellingham, el primero de muchos
El Golden Boy m¨¢s justo de todos. El que menos discusiones ha provocado. Unanimidad total. El ni?o de oro s¨®lo pod¨ªa ser ¨¦l. El joven Jude, el maestro Bellingham. Pocas veces he visto que un jugador de apenas 20 a?os tenga tanta influencia en el juego. Ni tanto carisma en la grada. Ni tanto respeto entre los rivales. Todos quieren ser Bellingham. Envidia sana. ¡°?Por qu¨¦ no hemos fichado nosotros a este regalo de los dioses del f¨²tbol?¡±. Es la pregunta que se hacen todos los directores deportivos de las grandes franquicias del f¨²tbol mundial.
La respuesta es sencilla. El crack inimitable de Stourbridge sab¨ªa que ser¨ªa EL ELEGIDO. S¨®lo hubo un Di St¨¦fano, un Pel¨¦, un Maradona, un Cruyff, un Messi, Un Zidane, un Ronaldo Nazario, un Cristiano... y un Bellingham. No me estoy precipitando. Lo que hizo con el Madrid en estos cuatro meses de gloria y lo que ya anticip¨® en Dortmund y con Inglaterra refleja la irrupci¨®n definitiva de un futbolista tridimensional. Bellingham lleg¨® para instalarse en el Star System. El Golden Boy es el aut¨¦ntico The Best. El Bal¨®n de Oro ser¨¢ su pr¨®xima parada.
En Tur¨ªn inici¨® una cosecha sin fecha de caducidad. Este premio reconoce la bendita aparici¨®n de un jugador diferente y diferencial, de un ganador nato que es capaz de jugar con todos los registros posibles. De un futbolista que no acepta los sem¨¢foros en rojo, de un caballero brit¨¢nico que jam¨¢s agachar¨¢ la cabeza ante la adversidad, ya sea en forma de hombro luxado o de un ¨¢rbitro empe?ado en hacerse famoso a su costa (Gonz¨¢lez Fuertes, te tengo ¡®fichado¡¯). Jude acaba de arrancar un motor con buj¨ªas de oro. Hey Jude. I love you.
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