Arsenio, el gran padre del Deportivo
El Deportivo se ha quedado hu¨¦rfano. Su padre, su gran padre, ya no est¨¢ entre nosotros. No deja un vac¨ªo porque haya sido el entrenador con m¨¢s partidos en el club ni por los t¨ªtulos. Tampoco por sus goles cuando era un joven delantero que se dio a conocer en su debut batiendo al enorme Ramallets. El vac¨ªo es porque se ha ido alguien que personificaba todos los valores con los que uno puede so?ar. Trabajador, humilde, brillante, culto, sensato y, sobre todo, un mito que siempre tuvo los pies en la tierra. Pudo ser soberbio, ambicioso y distante, pero eligi¨® todo lo contrario. Eligi¨® ser un padre para sus jugadores, a los que acunaba a la vez que exig¨ªa. Un padre para todo el que tuvo el placer de trabajar junto a ¨¦l. Un padre para una afici¨®n que a veces le silb¨®, pero que como todo hijo comprendi¨® al madurar todo lo que su progenitor hizo por ¨¦l.
Arsenio se estren¨® en el banquillo del Depor all¨¢ por 1971 ascendiendo. Gan¨® la Copa en 1995, el primer t¨ªtulo del club en su historia. Llev¨® al H¨¦rcules a su cota m¨¢xima. Para ¨¦l Bebeto no era Bebeto, era Bebeti?o. Fran no era Fran, era O Neno. O Superdepor no era un Supedepor, era una exageraci¨®n de la Prensa. Una larga lista de ¨¦xitos, aunque su verdadera grandeza brillaba en la adversidad. En aquella rueda de prensa tras la fat¨ªdica noche del penalti de Djukic. En su forma de salir por la puerta de atr¨¢s de Riazor mientras la afici¨®n celebraba la Copa. En su retranca. En su soledad en un hotel de la capital en aquel convulso y mimado Real Madrid que nunca le entendi¨®. Es posible, y adem¨¢s lo espero, que lleguen otros al Deportivo que le superen en ¨¦xitos, t¨ªtulos y victorias. Pero en el resto lo tendr¨¢n imposible porque padre, padre no hay m¨¢s que uno.