Amor al Bar?a
Ojal¨¢ una pintada en el barrio que diga algo as¨ª como ¡°cuida de quien te quiera como Uche quiere a Kound¨¦¡±, incluso puede que la haga yo mismo, pues no conviene delegar los deseos m¨¢s ¨ªntimos en terceras personas. Tampoco se aconseja abrazar m¨¢s de la cuenta al atacante. Y a¨²n menos dentro del ¨¢rea propia, que es como intimar en el portal de los padres de ella despu¨¦s de que el ayuntamiento instalase aquella dichosa farola. Y es que, si Rose se hubiese aferrado a Jack con la mitad de ah¨ªnco que el centrocampista del Getafe se aferr¨® al defensa azulgrana, los dos protagonistas de Titanic habr¨ªan terminado, juntos, en el fondo del mar, que es a d¨®nde suelen ir los amores de pel¨ªcula y los penaltis (algunos tambi¨¦n de pel¨ªcula) no pitados.
El pinchazo del Bar?a en Getafe lo deja a siete puntos del l¨ªder, un Real Madrid al que ha goleado dos veces en lo que va de temporada, hecho nada sospechoso, solo faltar¨ªa, como bien han apuntado los amigos de El Mundo Today. Son cosas que pasan y contra las que poco se puede hacer, salvo aplaudir a los premiados o protestar a las puertas de un juzgado, que es lo que hizo ayer mismo el presidente Joan Laporta, visiblemente indignado porque la fuerza del cari?o no sea, al menos de momento, uno de los supuestos sobre los que pueda o deba actuar el VAR. Por suerte, nos quedan las im¨¢genes y el recuerdo imperecedero de una noche fr¨ªa donde la vida les ense?¨® una valios¨ªsima lecci¨®n a los cachorros de Flick: la fama cuesta, como dec¨ªan en aquella famosa serie de televisi¨®n, y para ganar esta Liga deber¨¢n aprender a sufrir.
De camino a la excelencia, que llegar¨¢ alg¨²n d¨ªa, se observa entre el aficionado cul¨¦ un cambio de paradigma que impresiona, por no decir que ilusiona. Una gran mayor¨ªa parece haber espantado, al fin, ese resultadismo perverso que envenena los buenos proyectos y raciona la paciencia como si fuese agua en el desierto. Sospecha el cul¨¦ que vienen buenos tiempos, de ah¨ª que el cabreo razonable por los abrazos fundidos se convierta, r¨¢pidamente, en combustible reutilizable para el futuro, una prueba m¨¢s de que este Bar?a es la agenda 2030 del f¨²tbol lo que Uche y Kound¨¦ son al amor.
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