A Xavi le tocan dos ¡®Jo?os¡¯
Mendes win-win. Cerr¨® el mercado y Jorge Mendes cuadr¨® su puzzle. Ansu termin¨® cedido en el Brighton, Abde en el Betis; y los Jo?os, Cancelo y F¨¦lix, en el Bar?a. Interesante aterrizaje. Dos jugadores cedidos con una calidad indiscutible, pero que arrastran esa leyenda de complicados si no juegan. Buenos compa?eros en el vestuario, dicen, pero al¨¦rgicos al banquillo. Xavi va a tener que ir con mucho tacto con los dos. Cancelo viene para ser titular, aunque el t¨¦cnico deber¨¢ equilibrar sus subidas con las de Balde. Lo de Jo?o F¨¦lix es m¨¢s complejo, pero el trabajo del t¨¦cnico ahora ser¨¢ hacerle ¨²til para el equipo porque su jefe, Laporta, lo quer¨ªa en el Bar?a hace dos a?os. Xavi era reticente a su fichaje y as¨ª se encarg¨® de deslizarlo en la gira por Estados Unidos. No lo terminaba de ver en el dibujo, y no le gustan las licencias defensivas que se toma. Sin embargo, gana algo que ven¨ªa reclamando hace dos a?os: talento en el ¨²ltimo pase. Va a estar divertido lo de Jo?o en el Bar?a.
Gasto. Eso s¨ª, este a?o Laporta no le va a poder pedir la luna a Xavi. El Bar?a, con 3,40 millones, es el club que menos dinero ha invertido en fichajes de LaLiga despu¨¦s del Athletic (0). A cambio, ha ingresado 70 procedentes de Demb¨¦l¨¦, Kessi¨¦, Abde, Nico y Trinc?o. La inversi¨®n no tiene nada que ver con la del curso pasado, cuando trajo a Kound¨¦, Lewandowski o Raphinha por 160 millones. Igual que Xavi estaba obligado a devolverle LaLiga al Bar?a, el desembolso de este curso no le compromete en nada en la Champions comparado con los tiburones del mercado: PSG (349 millones de gasto en fichajes), Tottenham (248), City (245), Arsenal (234), Bayern (155), Real Madrid (129), Milan (114) o N¨¢poles (104). Aun as¨ª, la capacidad del Bar?a para pagar grandes salarios (G¨¹ndogan, De Jong, Ter Stegen, Ferran, Pedri...) le permite cuadrar una plantilla potente que saltar¨¢ de escal¨®n si los portugueses dan el nivel y Lamine sigue impresionando. Es tan joven y fr¨¢gil a¨²n, que uno lo mira como a un jarr¨®n chino, con miedo de que se rompa. Sobre c¨®mo gestionar el desarrollo del chico, a uno s¨®lo se le ocurre recurrir a esa pregunta tan cruyffista: ?Qu¨¦ har¨ªa Johan? De lo que se le ocurra a usted, lo contrario.