A Amancio siempre le gust¨® pisar el ¨¢rea
Estuvo en la Selecci¨®n que gan¨® la Eurocopa de 1964 ante la URSS, a?o en el que fue Bal¨®n de Bronce y encabez¨® al Madrid que recuper¨® la Copa de Europa en 1966.
En la 61-62, el Depor ascendi¨® a Primera como campe¨®n del grupo Norte de Segunda Divisi¨®n. En su ataque hab¨ªa una perla, Amancio, el regateador m¨¢s h¨¢bil de nuestro f¨²tbol en muchos a?os a la redonda, a la vez con gran sentido de la profundidad y del gol. Con 19, fue pichichi de la categor¨ªa. Ten¨ªa un t¨ªo futbolista que jug¨® en el Cartagena con el nombre de Amaro, y un padre que hab¨ªa abandonado la familia cuando era ni?o (Un buen d¨ªa se fue por tabaco y no volvi¨®. Con los a?os se le presentar¨ªa en Montevideo, en el hotel donde se alojaba el Madrid para un partido contra el Pe?arol pretendiendo reconstruir la relaci¨®n, pero ¨¦l le rechaz¨®).
A primeros de los sesenta, a Bernab¨¦u le estaba envejeciendo el equipo, con Di St¨¦fano, Puskas y Santamar¨ªa metidos ya en la recta hacia la cuarentena, y fue a por ¨¦l. Un amigo coru?¨¦s, Emilio Rey, le avis¨® de que el Bar?a lo pretend¨ªa y que estaba dispuesto a dar 12 millones. Bernab¨¦u, que intentaba no ser tan aut¨®crata como se le ten¨ªa, lo plante¨® a la directiva, pero no hab¨ªa dinero y le dijeron que no. Pero como s¨ª era aut¨®crata engatus¨® a su vicepresidente, el orondo Mu?oz Lusarreta, empresario teatral y propietario de salas de cine, para que adelantara el dinero a espaldas del resto de la junta y el bonach¨®n vicepresidente acept¨®. Luego viaj¨® de tapadillo y consigui¨® a Amancio por diez millones m¨¢s la cesi¨®n del prometedor meta Betancort y el traspaso de Antonio Ruiz y Cebri¨¢n. El primero era un medio defensivo con recorrido, en muy buena edad, que apuntaba a sucesor de Z¨¢rraga y le tuvo que hacer el favor a Bernab¨¦u, que se lo compensar¨ªa para los restos contrat¨¢ndole para el cuadro t¨¦cnico cuando no tuvo equipo. Cebri¨¢n era una promesa de la cantera.
Ese mismo verano Amancio fue incluido en una prelista de 29 para el Mundial de Chile. Como and¨¢bamos sin extremo derecha le utilizaron para esa posici¨®n y no la de interior adelantado en la que ven¨ªa jugando. Funcion¨®. Dej¨® un recuerdo espectacular desde el primer partido ante el Saarbrucken en el viejo Metropolitano que ninguno de los que vio ha olvidado. Jug¨® los siguientes tres encuentros de preparaci¨®n, pero en el quinto y ¨²ltimo no le pusieron y para su desencanto qued¨® entre los 7 descartados. La rumorolog¨ªa culp¨® al Madrid porque corri¨® que de haber ido al Mundial el traspaso le hubiera sido m¨¢s caro. A saber.
El caso es que all¨ª se le ech¨® en falta porque viajamos sin extremo derecho (tuvo que hacer las veces Collar, cambiado de banda, cosa entonces considerada sacr¨ªlega) y ¨¦l sin embargo entr¨® en el Madrid en esa posici¨®n como guante en la mano, abriendo una delantera brillante: Amancio, F¨¦lix Ruiz, Di St¨¦fano, Puskas y Gento. Era un diablo del regate al que s¨®lo se pod¨ªa parar con faltas. En ausencia de tarjetas, que no llegaron hasta el 70, recibi¨® patadas a cientos. No se arrugaba, porque era bravo y valiente hasta lo temerario. De cuando en cuando se revolv¨ªa, descargaba en un pu?etazo la ira acumulada en decenas de partidos y le expulsaban.
El fin de Puskas le fue convirtiendo en interior en punta, eje del ataque del Madrid ye-y¨¦, en una ¨¦poca en la que se abandon¨® el 4-2-4 para pasar al 4-3-3. Con Pirri, Vel¨¢zquez y Grosso detr¨¢s, Gento a la izquierda y Serena a la derecha, fue lo que hoy llamar¨ªamos ¡®jugador¡¯ franquicia¡¯ del Madrid en el dif¨ªcil tiempo del ¡®postdistefanismo¡¯, en el que adem¨¢s estuvo prohibida la importaci¨®n de extranjeros desde 1962 hasta 1974. El juego ganaba en emoci¨®n cuando Amancio ten¨ªa el bal¨®n. Le gustaba pisar el ¨¢rea, jugar en zonas comprometidas, ¡°donde muerden los cocodrilos¡±, dec¨ªa. Ten¨ªa genio, genialidad y gol, dentro de los l¨ªmites de un tiempo tan cerrojero y tramposo que rara vez el pichichi llegaba a 20 goles y los hubo con 14 ¨® 15.
Estuvo en la Selecci¨®n que gan¨® la Eurocopa de 1964 ante la URSS, a?o en el que fue Bal¨®n de Bronce y encabez¨® al Madrid que recuper¨® la Copa de Europa en 1966. Fue un orgullo para toda la afici¨®n verle con la selecci¨®n FIFA en un Brasil-Resto del Mundo en Maracan¨¢ frente a frente con Pel¨¦. Resisti¨® en el equipo hasta 1976, siempre como titular, sobreviviendo a aquella c¨¦lebre cornada de Fern¨¢ndez en Granada, de la que se recuper¨®, y a los nuevos m¨¦todos f¨ªsicos del d¨²o Miljanic-Radisic, que le hac¨ªan bajar las escaleras de espaldas por el dolor de agujetas que sufr¨ªa. Su ¨²ltima temporada la jug¨® un poquito m¨¢s atr¨¢s para construir con panorama. Quiz¨¢ por eso admir¨® m¨¢s a Puskas que a nadie: ¡°Seg¨²n pasan los a?os todos tendemos a jugar un poquito m¨¢s atr¨¢s. Puskas, no. ?l cada a?o que cumpl¨ªa jugaba m¨¢s arriba¡±.
Retirado, contribuy¨® al lanzamiento del f¨²tbol sala en Espa?a en el equipo que mont¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa con varios veteranos (tambi¨¦n estaban ah¨ª Ufarte, Adelardo y Jos¨¦ Luis) y era una maravilla verle. Luego inici¨® con brillo su carrera de entrenador en el Castilla, donde fue el alfarero de la Quinta del Buitre. Cuando lleg¨® al primer equipo tuvo la mala suerte de una noche turbulenta en Mil¨¢n que se lo llev¨® por delante y qued¨® desencantado. Desde entonces se dedic¨® a su familia y a apoyar al Madrid en lo que hiciera falta. Ha fallecido como presidente de honor del club que tanto am¨® y engrandeci¨®. Un digno final, una vida colmada. Descanse en paz.