No todo cabe en una pizarra
Circula por Internet un v¨ªdeo de Benzema y Vinicius durante el partido frente al Chelsea de Champions. Los dos hablan sobre el c¨¦sped. Benzema despliega su mano y comienza a dibujar con un dedo el trazo de una jugada. Vinicius asiente, como cuando escuchas al profesor explicando las normas de un examen, y en un momento dado el brasile?o hasta intenta ampliar con su dedo la palma de Karim, al igual que en una pantalla. Toda la eliminatoria de Champions cab¨ªa en la mano del delantero. La pizarra t¨¢ctil de Benzema conten¨ªa el gol definitivo, adem¨¢s de falanges y metacarpos.
Quiz¨¢ mientras esto pasaba, el entrenador del Chelsea, Thomas Tuchel, sacaba una pizarra, esta de verdad y de tal tama?o que la podr¨ªa llevar al hombro un costalero, para explicar a sus jugadores la t¨¢ctica a seguir durante los ¨²ltimos quince minutos de pr¨®rroga. Lo hac¨ªa en banda, encorvado, con desgarbada gestualidad. Los jugadores del Chelsea asist¨ªan a la explicaci¨®n en c¨ªrculo cerrado, en estado de concentraci¨®n total.
Pero hay momentos en el f¨²tbol, especialmente en el Bernab¨¦u, en los que decir m¨¢s es decir menos, en los que es imposible acorralar el caos y en los que el pizarrismo extremo es casi un acto de autosabotaje. Hay momentos en el f¨²tbol, especialmente en el Bernab¨¦u y en Champions, en los que los partidos discurren por lugares m¨¢s emocionales que cerebrales. Porque a veces la t¨¢ctica es la m¨¢xima enemiga de la libertad, que dir¨ªa Valdano.
Ya en el vestuario madridista, terminado el partido, Karim Benzema le espet¨® al c¨¢mara del club: "Preg¨²ntale a Alaba c¨®mo explica lo de hoy". Alaba mir¨® a la c¨¢mara y se ri¨®, a ver qu¨¦ pod¨ªa responder el pobre. Igual que la Semana Santa llega a su fin con el Domingo de Resurrecci¨®n, la Champions parece esperar a la ¨²ltima resurrecci¨®n madridista para marcar su final. Eso querr¨¢ evitar Guardiola a toda costa. Ya sabr¨¢ a estas alturas que para ascender al reino de los cielos balomp¨¦dicos hacen falta m¨¢s que pizarras.