La casa de aitite
El cl¨¢sico dicho indio reza que la tierra no es el regalo que recibimos de nuestros padres, sino un pr¨¦stamo de nuestros hijos. Pero en realidad es las dos cosas. Nuestros mayores nos han regalado no solo el mundo (nos dieron la vida), sino el modo en el que lo vemos y en el que nos movemos por ¨¦l, al igual que a los ni?os los hemos tra¨ªdo nosotros aqu¨ª y nuestra es la obligaci¨®n de acompa?arlos en el proceso de crearse una idea del mundo y de la vida. Dicho de otro modo: el mundo de nuestros hijos es el de nuestros padres.
Conviene recordarlo en estas fechas en las que, tras semanas de confinamiento y otras de restricciones, algunos claman al cielo gritando si mereci¨® la pena detener el sistema para evitar la muerte de los m¨¢s viejos. Como en la canci¨®n Cats in the Craddle, yo me imagino a estos tecn¨®cratas dentro de unos a?os, abandonados a su suerte, muriendo solos, orgullosos de que sus hijos siguieran el ejemplo que ellos les dieron.
Con el f¨²tbol sucede lo mismo. Si yo pienso en mi club, es la imagen de aitite, mi abuelo materno, la que me viene a la cabeza. ?l fue quien me llev¨® de la mano al campo, ¨¦l quien me narr¨®, con tono de gesta, los m¨¦ritos de nuestro equipo. Me ense?¨® que el mayor logro no era un resultado deportivo, sino un modo de comportarse. Aitite era del Athletic porque el Athletic es un conjunto de valores.
El Athletic nos un¨ªa a ¨¦l y a m¨ª. Hoy pienso que tambi¨¦n es lo que comparten mi hijo y mi abuelo, que nunca se conocieron, y me digo que el Athletic es familia y San Mam¨¦s la casa de aitite, en la que hoy vivimos nosotros.
El f¨²tbol ha vuelto y cada partido comenzar¨¢ con un minuto de silencio por las v¨ªctimas del COVID. Muchas de ellas eran mayores, pero eso no matiza el dolor. Eran nuestros mayores. A ellos debemos el estar aqu¨ª, el amor por nuestros colores, todo. Por eso creo que nunca ha habido en los estadios un homenaje m¨¢s merecido. Es un homenaje a la vida, a la que nos dieron nuestros padres y madres, abuelas y abuelos, t¨ªas y t¨ªos, a quienes nos cuidaron y amaron. Por ellos, siempre.