La pol¨¦mica de las ebikes en la competici¨®n
La convivencia de las bicicletas el¨¦ctricas y las convencionales encuentra un nuevo escollo en el entorno de las carreras.
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La integraci¨®n de las ebikes en el ciclismo tradicional requerir¨¢ de tiempo y cierto esfuerzo. Es algo que ya hemos comentado en este mismo espacio, incluyendo las reticencias y prejuicios de algunos practicantes del pedaleo muscular hacia esta nueva tecnolog¨ªa. Un debate inevitable e incluso comprensible que en los ¨²ltimos tiempos tengo la impresi¨®n de que se ha recrudecido en el entorno de la competici¨®n de mountain bike.
Observo en redes sociales las quejas, lamentos e incredulidad de colectivos y usuarios de pedelec respecto a organizadores de competiciones de esta modalidad que proh¨ªben su participaci¨®n. Me refiero, obvio, a las concebidas y dise?adas para bicicletas convencionales, que por el momento son las mayor¨ªa de las aparecen en el calendario espa?ol de eventos, pruebas o marchas federadas de mayor o menor categor¨ªa.
En mi opini¨®n, la convivencia entre ambas modalidades (ya he comentado en alguna ocasi¨®n que pr¨¢cticamente se podr¨ªa catalogar al ciclismo asistido es un nuevo deporte complementario al habitual) es m¨¢s compleja de lo que algunos suponen desde la distancia o simplificando el asunto. Para no alargarme en exceso, concreto las dos cuestiones para m¨ª esenciales al respecto.
La primera es que los organizadores deben atender, cuidar y respetar a quienes han dado sentido a sus convocatorias, los que garantizan su continuidad y acuden en masa a ellas. Es decir, los ciclistas de toda la vida, los que siguen confiando exclusivamente en la potencia de sus piernas para afrontar un desaf¨ªo deportivo. Y para un buen n¨²mero de ellos, nos guste o no y dejando al margen la validez de sus argumentos, las ebikes son las hijas ilegitimas de un ciclismo adulterado. As¨ª que mezclarse con lo que catalogan como dopaje tecnol¨®gico no es precisamente algo que les guste o les apetezca. Y yo, desde el otro rinc¨®n del cuadril¨¢tero, lo puedo entender y desde luego respetar.
Parece, pues, presumible que son muchos las organizaciones que discriminan a las pedelec por este simple motivo, para no irritar a su clientela principal y evitar situaciones que seguramente les causar¨¢n m¨¢s complicaciones que beneficios. Creo que se puede tener la certeza de que la tendencia cambiar¨¢ con el tiempo, la proliferaci¨®n a¨²n mayor de las ebikes y la necesidad de cumplir tambi¨¦n con un colectivo que por el momento, en relaci¨®n al habitual, juega un papel meramente anecd¨®tico en el terreno de la competici¨®n.
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El desaf¨ªo derivado de esta inevitable aceptaci¨®n ser¨¢ materializar la convivencia en el mismo espacio de dos tipos de bicicletas y ciclistas bien diferentes, sobre todo en t¨¦rminos prestacionales. Desconozco las interioridades de la organizaci¨®n de una gran prueba de mountain bike, pero desde luego que no me equivoco al asegurar que sencillo no resulta y tampoco los medios ser¨¢n siempre los deseables. As¨ª que definir un formato en el que unos y otros se encuentren c¨®modo requerir¨¢ un esfuerzo de imaginaci¨®n y recursos que veremos c¨®mo se resuelve.
Pretender que las carreras sean unificadas me parecer¨ªa un aut¨¦ntico disparate. No tendr¨ªa sentido que ciclistas musculares tuvieran que ganar o defender posiciones de carrera junto a otro que cuenta con la considerable ayuda de un motor el¨¦ctrico. Por supuesto que deber¨ªan existir clasificaciones independientes, pero el mero hecho de compartir espacio provocar¨ªa conflictos permanentes e incluso riesgos inasumibles. Y tampoco es f¨¢cil dise?ar una din¨¢mica en la que no se produzcan intromisiones en cualquiera de las dos direcciones, por lo que concretar una f¨®rmula acertada tiene m¨¢s miga de lo que pudiera parecer.
As¨ª que creo que nos encontramos en un proceso de transici¨®n, la revoluci¨®n imparable est¨¢ en marcha y como cualquier gran trasformaci¨®n se precisa de un periodo m¨¢s o menos amplio para digerir los cambios y normalizarlos. Paciencia y respeto por parte de todos, junto a un ¨¢nimo conciliador y vocaci¨®n de trabajo me parece lo m¨¢s inteligente para una transformaci¨®n que, tarde o temprano, se materializar¨¢ en casi todos los aspectos.