Carlos Sainz agranda su leyenda
Carlos Sainz es uno de los grandes deportistas espa?oles de la historia. Tambi¨¦n del mundo. Ya lo era antes de conquistar este viernes su tercer Dakar, pero es una buena oportunidad para recordarlo. El mismo a?o que celebrar¨¢ el trig¨¦simo aniversario del primero de sus dos Mundiales de Rally, all¨¢ por 1990, Sainz ha vuelto a dominar las dunas, en una soberbia exhibici¨®n de pilotaje, estrategia y navegaci¨®n, que ha acompa?ado con cuatro victorias de etapa. Tiene 57 a?os, una edad en la que la mayor¨ªa de campeones cuentan sus gestas como batallitas del pasado. El madrile?o es una leyenda de ayer, pero tambi¨¦n de hoy. Sainz ya ganaba grandes t¨ªtulos internacionales a primeros de los 90, cuando el deporte espa?ol no era lo que es ahora y viv¨ªa de un pu?ado de nombres: de Miguel Indurain, de Arantxa S¨¢nchez Vicario, de Blanca Fern¨¢ndez Ochoa, de Sergi Bruguera, de Chema Olaz¨¢bal, de Ferm¨ªn Cacho¡ y de Carlos Sainz. En aquellos tiempos nos hizo familiarizarnos con un deporte poco popularizado en Espa?a y con nombres como Kankkunen, Auriol, Biasion y McRae. Hoy, 30 a?os despu¨¦s, esos rivales se han transformado en Peterhansel y Al Attiyah.
Sainz lleg¨® a la 42? edici¨®n del Dakar relegado en los titulares por Fernando Alonso, pero era conocido que mientras el m¨¦rito del doble vencedor de la F¨®rmula 1 proced¨ªa de la valent¨ªa de pasar de los circuitos a los raids, el madrile?o aspiraba realmente a todo. Una vez m¨¢s. La compa?¨ªa de Alonso quiz¨¢ ha espoleado a Sainz hacia el ¨¦xito, aunque un piloto de su dimensi¨®n no necesita este tipo de est¨ªmulos. Carlos es un campe¨®n desde la cuna. Fernando lo ha hecho bien para un debutante, 13? en la general y segundo en la 8? etapa, pero Sainz compet¨ªa en otra liga, la de los mitos del desierto. El piloto de Mini afront¨® la ¨²ltima etapa con una ventaja de diez minutos, que supo gestionar con maestr¨ªa, y con la etiqueta amenazante del ¡°trata de arrancarlo, Carlos¡±, que le dej¨® con el t¨ªtulo de rally en los labios a 500 metros de la meta en 1998. Aquel suceso forma parte de su excepcional historia, de una leyenda de mala suerte, pero sigo pensando que Sainz es un hombre afortunado. Su palmar¨¦s le delata.