Tres jugadores terminaron en la c¨¢rcel por b¨¢rbaros
El Milan fue a jugarse la Intercontinental de 1969 con Estudiantes en Argentina. Aquello fue de una ferocidad criminal.
Aquel Estudiantes llevaba tiempo dando que hablar. Ten¨ªa buenos jugadores, pero al tiempo hac¨ªa acopio de detallespara mejorar sus posibilidades. Aport¨® muchas jugadas de laboratorio, que hoy son comunes, lanzaba los c¨®rners a pierna cambiada, hac¨ªa la trampa del fuera de juego¡ Pero tambi¨¦n pegaba, fing¨ªa recibir, protestaba, trabajaba los nervios de los rivales con informaci¨®n familiar sensible, robaba tiempo si se pon¨ªa por delante. Llevaban clavos en la media para pinchar a los rivales en los c¨®rners. Ning¨²n escr¨²pulo. Osvaldo Zubeld¨ªa era el entrenador e ide¨®logo. Bilardo era su lugarteniente en la cancha.
As¨ª gan¨® en 1968 la Copa Libertadores y a continuaci¨®n la Intercontinental, al United (1-0 en Buenos Aires, 1-1 en Manchester). En Inglaterra quedaron horrorizados de lo que le toc¨® vivir a su equipo. En 1969, Estudiantes repiti¨® triunfo en la Libertadores. Y le toc¨® enfrentarse al Mil¨¢n.
La ida fue el 8 de octubre en Mil¨¢n, donde recibieron a los argentinos con una lluvia de objetos. Una botella alcanz¨® a Aguirre Su¨¢rez. El partido fue duro, pero pasable. El Mil¨¢n gan¨® 3-0. Ahora se trataba de aguantar lo que fuera en Buenos Aires. Como ante el Manchester, Estudiantes decidi¨® jugar en la Bombonera de Boca Juniors.
El Mil¨¢n se plant¨® firme en aquel pandem¨®nium. Metiditos atr¨¢s, resistiendo planchazos y codazos, devolvi¨¦ndolos¡ Pratti sale fuera, en brazos de compa?eros, tras un tantarant¨¢n de Aguirre Su¨¢rez al que suma una patada Poletti, que recorre medio campo para sacudirle cuando a¨²n se duele en el suelo. En eso, en el 30, Rivera corta en el medio campo un mal pase de Manera, avanza en pared con Combin, regatea a Poletti y marca. Gol. Cuatro de diferencia. Parece que todo est¨¢ terminado.
Pero justo antes del descanso llegan dos goles de Estudiantes en un minuto. Primero, un tiro de Bilardo que rebota y le cae a Conigliaro, que fusila. De inmediato, c¨®rner que saca Madero, Cudicini rechaza flojo y el bal¨®n le cae a Aguirre Su¨¢rez, que empalma.
Esos dos goles inflaman de nuevo el partido, claro. Y lo de la segunda mitad ser¨¢ horrible. En mi casa (se televis¨® a Europa, de una a tres de la madrugada) vi con espanto escenas a las que no cab¨ªan los t¨¦rminos de dureza o agresividad, tan de uso en el f¨²tbol. Aquello era ferocidad criminal. Combin recibi¨® un codazo que le rompi¨® el p¨®mulo y le deform¨® la cara. Rivera tuvo que ser retirado tambi¨¦n. Por suerte, el Estudiantes no pod¨ªa desentenderse del bal¨®n, porque necesitaba goles, pero no llegaban y se desquitaba de su frustraci¨®n aprovechando cualquier oportunidad. El ¨¢rbitro chileno Fenando Massaro se decide por fin a expulsar a Aguirre Su¨¢rez en el 74. Se va fingiendo llanto, aclamado por la grada. Ya en el 84, tambi¨¦n expulsa a Manera. Acaban nueve contra nueve.
Todo termina 2-1. Cuando los milanistas festejan en el centro del campo, Poletti, que anduvo toda la noche en estado de enajenaci¨®n, acude all¨ª y entra en el grupo con una patada en alto, estilo kung-fu, a Lodetti. Se arma el revuelo, la polic¨ªa consigue disolver aquello.
Una verg¨¹enza para el f¨²tbol agravada porque al llegar al vestuario los jugadores milanistas supieron que la polic¨ªa se hab¨ªa llevado a Combin, el del rostro deformado. ?Por qu¨¦? Combin naci¨® argentino, pero a los 18 a?os se fue a Francia y se nacionaliz¨® franc¨¦s. Con 23 fich¨® por el Mil¨¢n. Ahora ten¨ªa 25. Le detuvieron por pr¨®fugo, reclamado por no haber hecho el servicio militar en Argentina. Pas¨® dos horas en comisar¨ªa y luego fue trasladado al Regimiento de Infanter¨ªa N¨²mero 1 Patricios. La detenci¨®n dur¨® 12 horas. Se resolvi¨® cuando a la ma?ana siguiente acudi¨® el embajador franc¨¦s, con un certificado de que Combin hab¨ªa hecho el servicio militar en Francia. Eso le liberaba, seg¨²n convenio entre ambos pa¨ªses.
Tras la barbarie, H¨¦ctor Ongan¨ªa, presidente-militar-golpista de Argentina, lanz¨® un mensaje al mundo deplorando los hechos. Y resolvi¨® aplicarles a Poletti, Manera y Aguirre Su¨¢rez un edicto que permit¨ªa condenar a 29 d¨ªas de c¨¢rcel, sin intervenci¨®n de un juez, a quienes el comisario de la zona considera responsables de alteraci¨®n de orden p¨²blico, incitaci¨®n a la violencia o ri?a. Un edicto creado en realidad para el f¨²tbol, y que ya en 1968 se hab¨ªa aplicado en un Racing-Estudiantes. Aquella vez, los jugadores, dos por bando (uno ya fue Aguirre Su¨¢rez) s¨®lo estuvieron presos cuatro d¨ªas.
Esta vez completaron los 29 d¨ªas de c¨¢rcel. Adem¨¢s, Aguirre Su¨¢rez fue suspendido por un a?o, m¨¢s cinco para la Selecci¨®n, y Poletti de por vida. Luego ser¨ªa indultado cuando cay¨® el directorio militar de Ongan¨ªa. Aguirre, a su vez, vendr¨ªa luego a Espa?a, al Granada, donde dej¨® recuerdo legendario de su dureza.
Fue la noche m¨¢s espantosa que vivi¨® el f¨²tbol. El rostro irreconocible de Combin cuando sali¨® del avi¨®n a su regreso a Mil¨¢n fue portada en todos los diarios de Europa.