El f¨²tbol est¨¢ a tiempo de evitar esto...
El mismo d¨ªa en que se escenificaba crudamente el choque entre la FIBA y la Euroliga empezaba la final de Copa Davis, entre Francia y B¨¦lgica. He ah¨ª otro deporte, y son muchos, en el que el choque entre un viejo y un nuevo mundo se hace patente. La Copa Davis tambi¨¦n sufre por desencuentro entre la federaci¨®n internacional (ITF) y la ATP, que organiza el tenis profesional. Antigua joya del tenis, la Copa Davis vive ahora entre estrecheces, menoscabada por las frecuentes ausencias de las estrellas. Y le aparecen nuevas amenazas: el proyecto de un Mundial en Australia, antes del Open, y la aparici¨®n de la Laver Cup.
El mundo de las federaciones desarroll¨® sus normas y campeonatos en otro tiempo. Las asociaciones profesionales, nacidas despu¨¦s, fueron chocando con aquellas. Ha pasado en muchos deportes, para desgracia del aficionado. Nos gustan las grandes competiciones surgidas del profesionalismo, pero tambi¨¦n nos gustan los encuentros entre pa¨ªses. Los mundiales o europeos de lo que sea, la Copa Davis, los JJ OO, a¨²n no amenazados, pero ya veremos. No queremos elegir, sino consumirlos alternativamente, como la carne y el pescado. Pero estamos ante un choque del que s¨®lo nos puede salvar la generosidad por ambas partes.
Hay disputa por las fechas, por el dinero de los patrocinadores, por el puro poder. De momento, el f¨²tbol se va salvando, quiz¨¢ porque se siente responsable de un juguete que es de todos. La UEFA afloj¨® ante la presi¨®n de los grandes clubes, fue modificando los campeonatos europeos y los mantiene bajo su autoridad. El calendario se va encajando con esfuerzo, entre tensiones, pero en ¨¦l caben clubes y selecciones. Sin embargo, no est¨¢ libre de la amenaza. La ECA (asociaci¨®n de los superclubes europeos) imagina su propio proyecto, que da?ar¨ªa por igual a ligas nacionales y selecciones. Ojal¨¢ su codicia no nos lleve por el mal camino de otros.