??nimo chavales!
Morir de pie. El f¨²tbol es un deporte en el que juegan once contra once pero en el que siempre gana Alemania. La frase es de Gary Lineker, el gran goleador ingl¨¦s de los a?os 80. Y durante un tiempo largo fue as¨ª. Superiores f¨ªsica y mentalmente. Ese complejo nos lastr¨® durante d¨¦cadas. Pero entre la final de la Eurocopa de 2008 (gol de Torres a los germanos en la gran final de Viena) y el gol heroico de Puyol en las semifinales del Mundial en Sud¨¢frica (2010), nuestra auoestima se multiplic¨® por cien y desde entonces aprendimos que con el bal¨®n en los pies suplimos nuestra incuestionable inferioridad corporal. Pero ayer fue un duro viaje por el retrovisor en la m¨¢quina del tiempo. Sobre todo en la primera fase de la final de Cracovia. Parec¨ªan hombres contra ni?os. 4X4 contra berlinas. Boinas verdes contra boy scouts. Ellos adelantaban la l¨ªnea de presi¨®n hasta casi nuestra ¨¢rea y se nos hac¨ªa de noche. No hab¨ªa manera de sacar la pelota jugada. Nos comieron. Literalmente. Por eso, el 1-0 del descanso parec¨ªa lo mejor que pod¨ªa pasarnos. Hab¨ªamos salido vivos de las emboscadas organizadas por Kuntz, un t¨¦cnico astuto que nos gan¨® tambi¨¦n en la pizarra...
Deulofeu. Jugador diferente, pero no diferencial. De cr¨ªo era capaz de sentar a tres rivales en una baldosa. Pero en su partido 36 con la Sub-21 (es el m¨¢s veterano de este formidable grupo) se ha reconvertido a extremo pegado a la cal que divaga con el esf¨¦rico para acabar casi siempre cediendo atr¨¢s a un compa?ero o perdiendo la bola. En la recta final se ech¨® en falta m¨¢s frescura. La que s¨ª otorg¨® Williams, espl¨¦ndido en su desempe?o. Tenemos una gran colecci¨®n de jugones, pero faltaba temple, pausa y elaboraci¨®n para echar una mano a Marcos Llorente, aislado en el pivote ante las oleadas alemanas. Viendo el dibujo, pensar en ganar esta final resultaba muy complicado. S¨®lo las genialidades de Ceballos, Asensio o Sa¨²l nos pod¨ªan salvar. Pero estaban m¨¢s vigilados que Romario cuando tuvo a Luis Aragon¨¦s de entrenador en su ¨¦poca del Valencia. El talento ayuda a desequilibrar. Pero el orden teut¨®n nos nubl¨® las ideas m¨¢s de lo deseable. Una pena.
Impotencia. Segu¨ª la transmisi¨®n de Cuatro disfrutando con los comentarios de mi Camacho, Jos¨¦ Antonio Luque y nuestro compa?ero de AS, Aritz Gabilondo. Todos incid¨ªan en lo mismo. Alemania estaba jugando como un equipo arm¨®nico que desplegaba sus l¨ªneas con un orden que nos ten¨ªa desactivados. Camacho intentaba insuflar ¨¢nimos, pero hasta a un patriota irreductible como ¨¦l se le notaba con poca fe. S¨®lo en el arre¨®n final, con Williams, Gay¨¤ y Borja Mayoral atacando a tumba abierta, pareci¨® que pod¨ªamos so?ar despiertos. Ilusos.
Futuro. Esta generaci¨®n no debe frustrarse por esta decepci¨®n. S¨®lo pierde las finales el que llega a ellas. No vi en el Krakow Stadium a Donnarumma (el portero del siglo XXI que se comi¨® un hat-trick de Sa¨²l), Renato Sanches (Bayern) o Gon?alo Guedes (el PSG ha pagado un past¨®n por ¨¦l). Tampoco vi cacarear al Gallo franc¨¦s, que ni siquiera se clasific¨® para este Europeo tras apartarles de la cita la valiente Macedonia. Tenemos chavales muy cualificados que pronto ser¨¢n primera l¨ªnea de playa: Kepa (porterazo), Llorente, Ceballos (?MVP!), Asensio (m¨¢gico), Sa¨²l (Bota de Oro), Sandro (chispa canaria...). Vi llorar a alguno de ellos tras la derrota. Tienen que levantarse. El futuro es vuestro, chavales.