100% Flick
La ¡®Flicktonita¡¯. Pareci¨® tenerla el Atl¨¦tico, que en las dos primeras jugadas del partido desnud¨® la defensa del Bar?a atacando el espacio y llegando con claridad. La primera, de Juli¨¢n, termin¨® en saque de esquina (el 0-1). La segunda, con el 0-2 de Griezmann. De Jong se plant¨® en el centro del campo y, en lugar de gritar de rabia, pidi¨® tranquilidad a sus compa?eros. Un gesto que pareci¨® contradictorio con el momento del partido, pero que tal vez anunciaba que el Bar?a sab¨ªa d¨®nde iba.
Hurac¨¢n. El Bar?a devolvi¨®, con dos goles en tres minutos, los dos que el Atl¨¦tico hab¨ªa hecho en seis. Pedri encontr¨® oro en el ¨¢rea gracias a la conexi¨®n con flow que forman Kound¨¦ y Lamine. Delante de las narices de Simeone, que estaba a s¨®lo metros en la banda, el ¡®19¡ä bailaba una y otra vez sobre Gal¨¢n, que ya hab¨ªa pasado una noche de perros contra el Bar?a hace unos a?os contra Demb¨¦l¨¦. Entonces, como jugador del Celta. Hac¨ªa lo que pod¨ªa, pero Lamine le med¨ªa una y otra vez. Una tortura. Pedri y De Jong se hicieron con el juego, pero la realidad es que el Bar?a lo volte¨® a bal¨®n parado. ¡°?Cu-cu-Cubars¨ª, Cu-cu-Cubars¨ª¡±, ruge casi como con nadie Montju?c. Con unas caracter¨ªsticas diferentes a Puyol, pero tambi¨¦n con un coraz¨®n gigante, el central se ha metido en el coraz¨®n de la gent blaugrana y ha aparcado en el banquillo a Ara¨²jo, cuya suplencia ya no es coyuntural y es probable que le obligue a replantearse su futuro pese a haber renovado hace nada hasta 2031. Cubars¨ª tiene, adem¨¢s, el mejor compa?ero posible. En forma, no hay un central en Espa?a como I?igo Mart¨ªnez. Un jugador con una jerarqu¨ªa descomunal, que imprime car¨¢cter y que vino al Bar?a para levantar t¨ªtulos. A punto de cumplir 34 a?os, sabe que este es su momento. Parece parad¨®ico hablar as¨ª de dos centrales despu¨¦s de un 4-4, pero el nivel de ambos es fant¨¢stico. La tormenta pudo derivar en tsunami, pero Ferran fall¨® ante Musso. En una, tir¨® al mu?eco; y en otra, despu¨¦s de hacer lo m¨¢s dif¨ªcil, se trastabill¨®.
Momento ¡®19¡ä. Simeone se qued¨® mirando a Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez cuando pit¨® el descanso. Hab¨ªa observado falta en un bloqueo. Luego, debi¨® respirar tranquilo cuando Lamine cay¨® en el ¨¢rea en una jugada al l¨ªmite. Yamal es juguet¨®n, le gusta vivir en esas zonas grises en las que, ya sin Gal¨¢n pero ahora con Reinildo y Lino por all¨ª, se march¨® como y cuando quiso y le regal¨® el 4-2 a Lewandowski. Una jugada de prestidigitador, una improvisaci¨®n imposible de detectar.
Kamikaze. El Bar?a tuvo la eliminatoria al borde del KO. Raphinha, de memoria, vio entrar como un misil a Lewandowski, pero el polaco mand¨® el 5-2 al limbo. El Bar?a ya hab¨ªa empezado a perder el control. Y el Atleti, sobre el que supuestamente no hab¨ªan impactado los cambios, sigui¨® su camino y empez¨® a encontrar pasillos gigantescos en la defensa del Bar?a. Marcaron Marcos Llorente y Sorloth; y si el partido dura cinco minutos m¨¢s, posiblemente se lo hubiese llevado el Atl¨¦tico. Un partido tan gigante para acabar 4-4, y empezar de cero en la vuelta del Metropolitano... Nadie enga?¨® a nadie. Simeone jug¨® con maestr¨ªa al error. Flick solt¨® a ese Bar?a salvaje. Los debates se desataron despu¨¦s del partido. Resulta que ahora los puristas, que tanto ondeaban la bandera del espect¨¢culo, se rasgan las vestiduras porque el Bar?a defiende en el centro del campo cuando gana 4-2. Pero este es el Bar?a de Flick. Al alem¨¢n le terminar¨¢n midiendo los t¨ªtulos, pero este f¨²tbol vale una entrada. Esto es una industria del espect¨¢culo y de las emociones. Este es un Bar?a sin dobleces ni caretas, 100% Flick. Un infarto continuo, entre el ¨¦xtasis y el drama, para su gente.
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