Reina el caos en Le Mans
Siete horas de carrera y la lluvia, los accidentes y las banderas amarillas dejan la carrera abierta y el liderato est¨¢ en el Ferrari #51.
En ocasiones antes de comenzar las 24 Horas de Le Mans se dan muchas cosas por hecho y casi nunca se cumplen, porque la carrera demuestra que nada es lo que parece. Y el inicio de la edici¨®n del Centenario es una muestra de ello. Toyota llegaba enfadada a la parrilla por el pol¨¦mico BoP y por detr¨¢s de Ferrari. Mientras los italianos se repart¨ªan abrazos impetuosos antes de arrancar, los japoneses se saludaban con su protocolo aparentemente fr¨ªo. Parec¨ªa una pista de lo que pod¨ªa suceder y ocurri¨® lo contrario: una vuelta y las dos unidades de Toyota ya dominaban por delante de los de Maranello.
En ese tiempo sali¨® el primer safety que se comi¨® casi la primera hora. Fue provocado por el Cadillac #311 del Action Express Racing cuando Jack Aitken se fue a las barreras en una parte del circuito con el asfalto delicado. Fue el primero de muchos. Se suceder¨ªan accidentes, castigando a especialmente a los LMP2 y en concreto a uno de los favoritos, el #22 de United Autosport, empotrado contra un GT
Luego llegar¨ªa la primera dosis de lluvia en algunas zonas de La Sarthe mientras que en otras luc¨ªa un sol preveraniego para desbaratar todo m¨¢s y confirmar aquello de que lo que se daba por hecho no ten¨ªa ning¨²n parecido con la realidad. Por la cabeza hab¨ªan pasado los Ferrari, los Toyota, varios Porsche, incluido el privado del Jota #38, que se fue la muro y al box sin parte trasera y sin primera posici¨®n, y el Peugeot #94.
Cuando la oscuridad era s¨®lo una amenaza m¨¢s, en Le Mans la pista comenz¨® a secarse por completo y cogi¨® al Ferrari #50 con Miguel Molina en el volante y en el liderato con una ventaja de algo m¨¢s de un minuto sobre el Toyota #8 (Buemi, Hartley e Hirakawa) y el #7 (Conway, Kobayashi y Pechito). Un pit-stop sobre las 22:00 permut¨® las posiciones de Maranello dando el liderato al 499P #51(Calado, Pier Guidi, Giovinazzi), pero con el siguiente paso de los japoneses por talleres las diferencias permanec¨ªan estables. No el cielo, que caprichoso descarg¨® con furia para que nadie se relajase. Todos para adentro y vuelta a empezar.
Con las estrategias y los c¨¢lculos de los ingenieros en la papelera, los coches y los pilotos se enfrentaban al no va m¨¢s: la noche, el cansancio y el agua. ?Las posiciones? Dominaba el Ferrari #51. Y el de Molina, el #50, marchaba en la cuarta plaza cuando antes del agua, lideraba. Que eso precisamente era lo que hac¨ªa en la categor¨ªa LMP2 Albert Costa, quien volv¨ªa a dejar su sello, y su coche del Inter Europol #34 en lo m¨¢s alto de la tabla. ?lex Riberas, con problemas en el arranque en su Aston Martin, marchaba s¨¦ptimo en GT. Pero con m¨¢s de media carrera por delante, y lo caprichoso que est¨¢n el destino y las nubes, es casi lo de menos. Ahora se trata de sobrevivir y que escampe. Despu¨¦s de la tempestad llega la calma, dice el refranero, pero todo apunta a que aqu¨ª, en Le Mans, va a ser todo lo contrario. Qui¨¦n sabe, porque nada es lo que parece.