Farr¨¦s se tira al barro
El catal¨¢n se pasa al asiento del copiloto en la presentaci¨®n de su proyecto para el Dakar. Nos deja conducir el buggy para simular sus sensaciones en el desierto.
Hemos salvado las dunas, pero tambi¨¦n hemos tenido que sacrificar la velocidad. En esta ocasi¨®n la culpa ha sido del barro en un circuito marcado por las secuelas de la lluvia, que dejaba una pista encharcada con tendencia a perder la direcci¨®n abriendo el gas un poco m¨¢s de la cuenta. Existi¨® la tentaci¨®n, pero tambi¨¦n el ¡°frena, frena¡± de un Gerard Farr¨¦s que se tir¨® al barro durante la presentaci¨®n de su proyecto para el Dakar. El catal¨¢n se sali¨® de lo habitual, cedi¨® su asiento y acab¨® ocupando el lado del copiloto con la confianza justa para dar las ¨®rdenes adecuadas, dentro de un buggy que no pudimos conocer a fondo hasta que el piloto (el de verdad) decidi¨® ponerse al volante.
Se trataba de un prototipo que ¡°podr¨ªa correr en un campeonato de Espa?a, pero no en un Dakar¡±, pues no est¨¢ homologado por la FIA. Sin embargo, ¡°es un veh¨ªculo que ayuda a simular mucho lo que es un coche del Dakar¡± sobre todo, cuando vas cerca del l¨ªmite. Porque las impresionantes suspensiones del buggy, en este caso de serie, no funcionaron de verdad hasta que Farr¨¦s cogi¨® el volante. Antes tuvimos tiempo de concentrarnos, sentirnos decisivos durante el recorrido y pisar a fondo en la recta un modelo que a diferencia del oficial, carece de limitaci¨®n. Una brida inexistente en este Can-Am pone tope al modelo del m¨ªtico raid para limitar ¡°la velocidad punta y la de aceleraci¨®n¡±. Pero como reconoce el catal¨¢n, sus ¡°T4 oficiales, a¨²n con brida, aceleran igual o mejor que este¡±. Aunque eso era lo de menos.
Ni siquiera alcanzamos los 125 km/h de m¨¢xima que permite el Dakar y disfrutamos con una cifra que ronda los 30.000 €, tanto como el propio Farr¨¦s cuando se mete en faena con el prototipo desarrollado para competici¨®n alcanzando los 130.000 €. Hay diferencia, bastante, pero el buggy de pr¨¢cticas sirvi¨® para aprender que trazan de manera similar a la de las motos, atacando el interior pero sin buscar excesivamente un l¨ªmite que puede terminar en vuelco. Lo natural en nada se parece al asfalto, el piano se transforma en un mont¨ªculo que puede jugar una mala pasada y afortunadamente, lo pudimos evitar con alguna advertencia y alg¨²n que otro contravolante con el que cre¨ªamos tenerlo todo bajo control.
No hace falta confirmar que Farr¨¦s no buscar¨¢ mi nombre en el vivac cuando mire la tabla de tiempos, pero s¨ª lo har¨¢ de algunas novedades que llegan a la categor¨ªa. ?De qui¨¦n se trata? De ¡°la juventud¡±: ¡°Baziuska, Goczal, el hijo, que gan¨® el otro d¨ªa con 18 a?os su primera carrera con Oriol Mena, o Pau Navarro¡±. Y luego tambi¨¦n alg¨²n que otro piloto m¨ªtico, aunque realmente puede haber ¡°10 t¨ªos con opciones¡±. El catal¨¢n encuentra otro s¨ªmil con las motos y encaja su categor¨ªa como ¡°la de Moto3 en el Mundial¡±. Eso se traduce en una igualdad desmedida que podr¨¢ romper despu¨¦s de cumplir con su palabra de mochilero, hace tan solo un a?o con el South Racing Can Am Factory. El sacrificio ya ha tenido la primera recompensa y la segunda, ahora que saldr¨¢ a competir, debe llegar junto a un coche renovado en el que no suma kil¨®metros pero al menos, s¨ª experiencia con Diego Ortega.
La carta a los Reyes Magos
?Se puede pedir algo m¨¢s? Siempre. Pero eso Farr¨¦s ya lo deja en manos de los Reyes Magos: ¡°Si tuviera que pedir una carta, ?sabes que les pedir¨ªa? Un mont¨®n de patrocinios de aqu¨ª, de casa, que me ayudase a hacer muchas carreras. No para ganarme mejor la vida, porque estoy muy bien en mi piso, pero s¨ª para hacer m¨¢s carreras, para trabajar con Diego y que eso nos diese confianza¡±. En el lado derecho la ha derrochado y ahora, solo falta llevarla hasta el Dakar en el a?o, donde se enfrenta a la oportunidad de su vida. Aunque est¨¢ convencido de que ¡°si no es este a?o, ser¨¢ otro¡±. Seguro.