El traductor juega una mala pasada
Como cada d¨ªa al llegar la hora de comer, la visita al comedor se convierte en una especie de quiniela pensando en qu¨¦ nos encontraremos. La opci¨®n m¨¢s habitual en el Dakar desde que la carrera aterriz¨® en territorio saud¨ª es cualquier tipo de arroz, con guarnici¨®n a parte de pesacado o carne embadurnados en salsas repletas de especies. Pero cuando las cosas no cuadran, un plato de pasta siempre es la opci¨®n segura. A veces, incluso ni eso nos convence y despu¨¦s de tantos d¨ªas es normal tener alg¨²n que otro antojo. Sobre todo cuando el traductor juega una mala pasada y llegas a pensar que te encontrar¨¢s un men¨² ¡®made in Spain¡¯.
Los carteles informativos de qu¨¦ alimentos pod¨ªamos encontrar en cada bandeja nos resultaban muy habituales, pero lo que se ofrec¨ªa no coincid¨ªa con la realidad. Las ¡®patatas bravas¡¯ eran un simple pur¨¦, la ¡®paella¡¯ un salm¨®n con bechamel y para culminar, encontramos un cartel en el que se le¨ªa ¡®croquetas de jam¨®n¡¯. La paradoja de este ¨²ltimo alimento surge cuando en un pa¨ªs musulm¨¢n el cerdo est¨¢ completamente prohibido y sin embargo, sobre el papel nos encontr¨¢bamos un alimento imposible de encontrar dentro del territorio... aunque en el Dakar siempre hay alguna excepci¨®n; aunque no sea de manera oficial.