Apagados o fuera de cobertura
Las promesas se las lleva el viento, sobre todo, cuando llegas a un territorio completamente inhabitado. Para este Dakar que finalizaba en el Empty Quarter, rodeado de dunas y grandes atardeceres, ya conoc¨ªamos qu¨¦ nos esperaba en el vivac de Shubaytah. Los antecedentes nos hac¨ªan temer un escenario sin cobertura para el que se nos prometi¨® la instalaci¨®n de nuevas antenas pensando en que la vida fuese m¨¢s f¨¢cil para todos. Sin embargo, nada m¨¢s lejos de la realidad. Las antenas eran inexistentes alrededor de un desierto absoluto en el que estuvimos de principio a fin apagados o fuera de cobertura. Las condiciones complicaron el trabajo e hicieron que pareciese un milagro contar el final de una carrera, donde sus protagonistas ni siquiera sab¨ªan cu¨¢l hab¨ªa sido el resultado final.
El 4G no exist¨ªa ni siquiera para los m¨¢s privilegiados. Los equipos tuvieron que pasar por caja para acceder a la sala de prensa y descubrir c¨®mo iban sus pilotos, mientras que los protagonistas visitaron a la Prensa m¨¢s que nunca para tener algo de informaci¨®n. Nadie entend¨ªa el porqu¨¦ hacer un final en estas condiciones, las medidas m¨¢s desesperadas acababan con tel¨¦fonos en el interior de los armarios ante la intenci¨®n de recibir un simple WhatsApp y aquellos que no encontraban ning¨²n tipo de soluci¨®n, hac¨ªan kil¨®metros en coche para poder comunicarse. De principio a fin este Dakar ha sido una odisea y aunque el final, por varios motivos, no fue tan especial como el de hace un a?o, al menos hemos llegado a la meta. Nos llevamos el tercer finisher.
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