La otra cara de Verstappen
El vigente campeón muestra su lado más derrotista, ante un inicio de curso dominado por McLaren: “?Posibilidad de ganar? Sí, si todos los demás se retiran”.


El desenlace de la pasada temporada de Fórmula 1 dio muchas pistas, sobre cómo podía establecerse el nuevo curso. Con un invierno de por medio, todos los equipos tuvieron la oportunidad de cambiar las cosas. Tanto para bien, como para mal. Y sin embargo, McLaren no quiso sorpresas. Los de Woking presentaron un monoplaza ganador, que en tan solo dos grandes premios ha demostrado que no es apto para todos los públicos. Mientras que ahora, en el garaje de Red Bull, Max Verstappen se ha encontrado con un RB21 poco competitivo que ha destapado la otra cara del tetracampeón. A pesar de que hace tan solo un a?o, la ventaja que forjó a principio de curso salvó el a?o del neerlandés, en esta ocasión la partida ha empezado de cero. Y todas las debilidades del monoplaza energético le han apartado de las posiciones de honor.
Casualidad o no, la salida de Adrian Newey rumbo a Aston Martin ha coincidido con una bajada de rendimiento considerable en el Red Bull. Y el propio Verstappen se encargó de recordarle al muro su decepción con un monoplaza, que ha sacado a relucir su lado más derrotista: “?Posibilidad de ganar? Sí, si todos los demás se retiran. Somos la cuarta fuerza”. El neerlandés tiene hasta una posición estimada para el RB21 y aunque la general (de pilotos) no coincide con su predicción, el GP de China evidenció que el coche energético no está en posición de pelear contra los McLaren, Mercedes o Ferrari. A pesar de todo, Mad Max se llevó un buen botín de Shaghái, 18 puntos que le mantienen segundo de la general (suma 36 en total a ocho de Lando Norris, el líder). Pero la otra tabla, le recordó en su paso por meta que Oscar Piastri había completado la carrera 16 segundos más rápido que el vigente campeón.
Los resultados hacen que esa segunda posición de la general parezca casi anecdótica. De hecho, en el otro lado del box, Liam Lawson ha firmado el peor arranque de temporada de un piloto en la historia de Red Bull y su asiento ya está en el aire. Pero esa es otra historia que para nada interesa a Verstappen. El neerlandés piensa en sí mismo y en las dificultades que le acompa?aron durante el GP de China; especialmente en la jornada del sábado. “La vuelta (rápida) ha estado bien, pero ha sido muy difícil conseguir un equilibrio consistente en cada vuelta, en cada curva básicamente. Ha sido duro. Pero estamos trabajando en ello y tratando de hacerlo mejor”, explicaba y exculpaba Max, tras un clasificatorio donde a fin de cuentas le era imposible ocultar la frustración: “A veces mi aportación no es la que recibo del coche”.
Después de haber dominado el Mundial a su antojo en los últimos cuatro a?os, marcado un récord absoluto de victorias en una misma temporada con 19 triunfos y encadenado cuatro títulos de manera consecutiva, el ahora sabe a poco. Pero el simple hecho de haber mantenido la cuarta posición de partida en la carrera de Shanghái tras un adelantamiento majestuoso frente a Leclerc, le da un halo de esperanza a Max: “El ritmo al final me deja más optimista y esperanzado, hubiéramos necesitado un Shanghái de 6 horas”. Pero Red Bull no debe olvidar, que el campeón siempre quiere más y no solo vale la esperanza. Verstappen necesita resultados.
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