El ¡®abuelo¡¯ de Alonso que rescat¨® a Fangio e impuls¨® Montmel¨®

Fue el primer espa?ol que particip¨® en la F¨®rmula 1, concretamente el 28 de octubre de 1951 a bordo de un Maserati 250F, cuando en el Gran Premio de Espa?a disputado en Pedralbes (Barcelona) compiti¨® Ferrari por primera vez en la historia fuera de Italia y se estren¨® como campe¨®n del mundo un tal Juan Manuel Fangio. Y tambi¨¦n fue el mejor -aunque despu¨¦s concurrir¨ªan titanes como Alfonso de Portago, Emilio de Villota, Luis P¨¦rez Sala, Pedro Mart¨ªnez de la Rosa y Marc Gen¨¦- hasta la llegada de Fernando Alonso, gracias a su noveno puesto en el Mundial de 1956. Francisco Godia (Barcelona, 1921-1990) ¡°rompi¨® el huelo, fue un visionario¡±. Y mucho m¨¢s.

Le hace justicia el libro ¡®Barcelona, Paco Godia i el motor. Una ciutat i un pilot, agermanats per una passi¨® comuna¡¯ (Una ciudad y un piloto, hermanados por una pasi¨®n com¨²n), escrito por Valent¨ª Fradera, editado por la Fundaci¨® Barcelona Ol¨ªmpica y la Fundaci¨®n Francisco Godia, y presentado este mi¨¦rcoles en el Museu Ol¨ªmpic i de l¡¯Esport Joan Antoni Samaranch. Precisamente el que fuera presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional -cuya hija Mar¨ªa Teresa asisti¨® al acto- se contaba como uno de los mejores amigos.

¡°Cuando Juan Antonio era embajador de Espa?a en Mosc¨², telefoneaba a casa cada domingo¡±, record¨® Liliana Godia, hijo del protagonista del libro y presidenta de la Fundaci¨®n que lleva su nombre. ¡°Yo les escuchaba hablar de futbolistas, de toreros¡­ Y me parec¨ªa algo raro. Un d¨ªa le pregunt¨¦ a mi padre, y me confes¨® que en realidad hablaban en clave porque Juan Antonio ten¨ªa el tel¨¦fono intervenido por los sovi¨¦ticos¡±, desvel¨®.

¡°Mi padre se abri¨® la cabeza, cogi¨® el coche y sigui¨® corriendo¡±

Liliana Godia

Tambi¨¦n explic¨® Liliana c¨®mo Paco Godia ¡°hizo de intermediario¡± cuando la guerrilla cubana secuestr¨® a Fangio en La Habana, en 1958, ¡°y finalmente lo soltaron¡±. O el Gran Premio de M¨®naco que ambos, y otros muchos pilotos como Stirling Moss, no llegaron a disputar porque ¡°no se levantaron a tiempo tras correrse una juerga la noche anterior¡±. Tiempos en los que la F¨®rmula 1 era otra cosa: ¡°Mi padre, en Portugal, se abri¨® la cabeza porque los cascos eran de broma, y en lugar de irse a la enfermer¨ªa cogi¨® el coche y sigui¨® corriendo¡±.

No en vano, el autor de la obra, Fradera, especific¨® que ¡°aquellos coches ten¨ªan una velocidad punta pr¨¢cticamente igual que los actuales, pero les costaba mucho m¨¢s frenar, eran mucho m¨¢s dif¨ªciles de conducir y, por supuesto, inseguros¡±. ¡°Le gustaba conducir, s¨ª, pero sobre todo competir y ganar¡±, terci¨® Josep Mateu, presidente del Real Autom¨®vil Club de Catalunya (RACC), quien a?adi¨®: ¡°Siempre pensaba en grande. Y no buscaba la felicidad, sino que la creaba para quienes estaban a su alrededor¡±.

Considera Fradera que ¡°a Paco Godia se le define como un apasionado del automovilismo, que conduc¨ªa cualquier tipo de veh¨ªculo en cualquier carrera¡±, y que el libro es oportuno porque la suya era ¡°una figura injustamente olvidada¡±. Un piloto que transita en paralelo a la Ciudad Condal. ¡°Barcelona y el motor constituyen un binomio de ¨¦xito desde que corr¨ªa Paco¡±, apunt¨® David Escud¨¦, presidente de la Fundaci¨® Barcelona Olimpica y concejal de Deportes del Ayuntamiento barcelon¨¦s.

De hecho, del circuito de Pedralbes pas¨® Godia al de Montju?c, donde en 1969 dio por concluida su carrera como piloto con una victoria. Y eso no fue todo. Glos¨® Mateu c¨®mo ¡°tras el cierre del circuito de Montju?c, por motivos de seguridad, entre ¨¦l y Samaranch empujaron a Sebasti¨¢n Salvad¨® (que fuera tambi¨¦n presidente del RACC y piloto de rallies) a buscar un circuito nuevo¡±. As¨ª fue como, tras un primer intento en Caldes de Malavella, se acab¨® construyendo el Circuit de Catalunya en Montmel¨®.

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